«Nos respondió con un email llamándonos de todo… En plan extorsión», cuenta la chef
Cuatro reservas distintas, hechas desde cuatro plataformas diferentes, para dos días y con cambios en el número de comensales. Así era la situación con la que se encontraron los trabajadores de Abarike, el proyecto de la chef gijonesa Lara Roguez, incluido en la Guía Michelín, al atender la queja de un cliente a través de un correo. El entuerto que su chef terminó denunciando a través de sus redes sociales hace unos días se produjo durante la Noche de los Fuegos y el día de Begoña de la Semana Grande de Gijón, según deja entender en sus explicaciones.
En su local, especializado en el producto del Cantábrico, ofrece un servicio muy reducido: apenas cuentan con cinco mesas y seis puestos en barra, motivo por el que con «mesas grandes y en período de ocupación» solicitan una garantía bancaria con la reserva, que consiste en incluir los datos de una cuenta sin que se produzca ningún cargo. «Para que en caso de que no se acuda, se active», explica la cocinera. Ese comensal tenía una cancelación a su nombre por la que llamó inicialmente al restaurante para preguntar: «El miércoles por la noche tuvimos una reserva para cuatro comensales. Nos llamaron indicándonos que habían metido su reserva y que se la habíamos cancelado. Revisamos y su reserva estaba correcta, aunque había una cancelación a su nombre porque no había metido los datos de la tarjeta». Finalmente, subsanaron el error y la mesa acudió a la cita sin problema.
El lío para el equipo de Roguez comenzó al día siguiente. «Teníamos una reserva de una mesa de cinco hecha desde El Tenedor con garantía bancaria, pero esa mesa que no venía», cuenta la chef. Al no aparecer, en el restaurante llamaron al responsable para para confirmar su ausencia, el cual responde que «ya habían venido a cenar el día anterior’. «Dijimos «qué raro, vamos a mirar qué ha pasado’, y el problema era que el señor había hecho cuatro reservas diferentes para dos días diferentes, con dos emails diferentes y un mismo número de teléfono en distintas plataformas», resuelve ella.
El asunto fastidiaba al negocio como cuenta su gerente «porque El Tenedor nos cobra por comensales» si no notifican a la plataforma que la mesa no se presentó. Ante la situación se activa entonces la garantía bancaria y por ello la web «le hizo un cargo automáticamente de 50 euros» al comensal, algo que no convenció mucho a este y al día siguiente contactó al restaurante por email para solicitar su retirada. «Le contestamos y le explicamos por qué había sido, pero le dijimos: «No se preocupe, que lo reclamamos a El Tenedor… «, explica resignada Lara. Ahí fue donde empezaron las amenazas: «Nos respondió con un email llamándonos de todo, diciendo que va a escribir a la guía Michelin, a Repsol… En plan extorsión, porque ‘la comida había sido fantástica pero que no le parecía la forma de actuar’ además de ponerlo en manos de sus abogados».
La cocinera aún no sale de su asombro rememorando ante la cámara la experiencia y haciendo un balance de que cosas tan inauditas como esta «pasan en el restaurante en el día a día y lo que tenemos que aguantar». Al hecho de «perder una mesa de un festivo» se suma el colofón recibir «amenazas y cosas de estas» por un error del propio cliente. «Creo que pasa de castaño oscuro, son cosas de vergüenza», concluye Roguez.