«Cuando vi que la marca ‘Asturias, Paraíso Natural’ iba a patrocinar a la Federación me sorprendí porque tenemos deportistas asturianos muy buenos y nunca hemos conseguido que nos ayudasen con patrocinios»
Aún sigue aprovechando sus últimos días de descanso, pero desde que se fue de París, Sara Ouzande (Gijón, 1996) confiesa que ya tiene la ciudad de Los Ángeles metida en la cabeza. La piragüista olímpica se encuentra recargando pilas rodeada de naturaleza, familia y animales -sus tres imprescindibles cuando vuelve a casa- para cerrar un ciclo olímpico del que cuenta haber aprendido muchas cosas, como encajar un giro de guión a 20 metros de meta en aquella final B de K2 500 junto a su compañera Carolina García o el poder de la mente en su rendimiento deportivo. Desde los primeros golpes de remo en el Grupo Covadonga, la gijonesa vio un potencial en sí misma por el que sigue apostando y trabajando hasta haber logrado «hacerse más fuerte» en Galicia. Por eso tampoco le tiembla la voz a la hora de denunciar cómo la querida Asturias que le hace sacar pecho en unos Juegos Olímpicos es la misma que parece darle la espalda para impulsar su carrera como deportista. No le falta razón. Su diploma olímpico, 13 medallas internacionales y una larga lista de títulos a nivel nacional la avalan: el Principado pierde la apuesta.
– ¿De dónde vino la vena del piragüismo?
– Fue un poco de rebote. Era una niña bastante deportista porque de pequeña se me inculcó mucho el tema del deporte y practicaba béisbol y fútbol con mi hermano en el Grupo Covadonga. Cuando cumplí 11 años iba a pasar a categoría femenina y nos iban a separar y como no quería, elegí alguno de los deportes que me quedaba por probar de todos los disponibles en el club y empecé con el remo.
– ¿Apuntó maneras desde el principio?
– Bueno, la primera competición que hice así de distancias más cortas, que entonces todavía eran los 1.000 metros aunque hoy ya se considera larga, me caí al agua, o sea que…(Risas). Pero sí, recuerdo tener buenas marcas en poco tiempo en competiciones. Y eso fue un poco lo que me ató a seguir porque bueno, en piragüismo te pasas muchos meses entrenando y a mí al principio lo que más me gustaba era competir y ver que destacaba en velocidad. También creas unas relaciones muy estrechas con tus compañeros y en el club teníamos un grupo muy bueno de entrenamiento, con los que a día de hoy sigo manteniendo la amistad. Pero nunca hubo un momento crucial en el que dijera “voy a dedicarme a esto”. Fueron pasando los años y yo quería progresar. Más bien fue un: “Sigo aquí, esto me gusta, tengo resultados”, y de ahí ya me fui para el equipo nacional.
– Después del Grupo llegó Gauzón, y después se marchó de Asturias con 18 años.
– Sí. Después del grupo empecé en Gauzón cuando fui al equipo nacional, y estuve cuatro años hasta cambiarme al Tudense. Me fui porque tenía compañeras de equipo allí y eso, cuando eres un crío, te llama mucho la atención para poder disfrutar con tus compañeros. Por eso me cambié.
– ¿Y qué es lo que más echa de menos de Asturias?
– Pues aparte de mi familia y mis mascotas, también Gijón. Es una ciudad muy cómoda, tiene mar, todo a un paso… Y si quiero más naturaleza estoy al lado de mi casa en Arroes.
– ¿Pensaba en esas cosas cuando hablaba de unos años difíciles antes de París? Dijo que habían sido los tres peores años de su vida a nivel personal y los mejores de su carrera deportiva.
– Fue un período de mi vida en el que lo que pesaba ocurría fuera del entrenamiento. El entrenador en Galicia no nos dejaba ir a casa porque creía que era lo mejor para nuestro rendimiento y el no poder venir a casa, el día a día allí… Te encontrabas en un piso que no es tu casa, sola, horas y días y semanas, con tu familia a tres horas y media sin poder volver, además de la incertidumbre de no saber cuándo iba a poder venir, tenía que estar fuerte mentalmente y aguantar. Fue difícil. Este año sí que nos ha dejado ir más a casa, pero aún así después de tanto tiempo en esa situación también te acostumbras, dejas de preguntar cuándo puedes volver. Hace poco vi un post en Instagram que ponía: “No es que el recorrido sea ahora más fácil, sino que tú te has vuelto más fuerte”. Y pensé en todo esto porque creo que fue lo que me ocurrió.
– La salud mental en los deportistas de élite es ‘El tema’ por suerte cada vez más en la conversación. Usted también insistió bastante en este aspecto en la mesa redonda sobre «El medio acuático olímpico y de alto nivel» que celebró la Dirección General de Actividad Física y Deporte durante la Feria de Muestras.
– Sí, yo estuve yendo al psicólogo de la Federación durante esa época porque no sabía cómo afrontar la situación. Y me quedó muy claro que un deportista necesita estar contento para rendir y, si lo está, rendirá el triple. En esa charla conté algo que me ocurrió en Galicia que es prueba de ello. A mí me gustan mucho los animales y un día que salíamos de entrenar apareció por la zona un perro que parecía abandonado y después de insistir al entrenador, me dejó llevarlo a una protectora. El hecho de no dejarle a su suerte me alegró muchísimo y dio la casualidad de que ese día tuvimos un control de gimnasio. Ese día yo di los ratios máximos que había dado en todo el año y los máximos que tenía el entrenador en los registros del entrenador. Cuando terminamos le dije que había sido por ayudar al perro y me dijo: “Bueno pues entonces mañana volvemos a verle a la protectora”.
– Ese aprendizaje habrá sido clave en momentos difíciles posteriores como la caída en París.
– Desde luego. La caída en K2 fue una situación que yo mi mente no había barajado para nada. Nunca se sabe lo que puede pasar, pero nunca había pensado que pudiese ocurrirnos. Cuando vi que nos estábamos yendo al agua, intenté por lo menos ponernos en medio del barco otra vez y entrar por meta pero… De hecho cuando llegué agua no tenía fuerzas ni para flotar de lo cansadas que estábamos por el esfuerzo de toda la carrera. Si es que estábamos a 20 metros… Ahora me lo dices y no me paran de gastar bromas, lo afronto bien. Al principio les dije a mi familia y amigos que aquí solo podía hacer bromas yo con el tema pero enseguida empezaron con lo de darse un chapuzón y así. Mucho mejor así.
– El buen humor también será importante para volver a los entrenamientos y ponerse a pensar en Los Ángeles, ¿no?
– Sí, sí, sin duda. En mi caso, acabó París y mi mente ya estaba puesta en Los Ángeles. Aunque estos días estoy descansando y de vacaciones, pero la cabeza sigue dando vueltas, en ella no existe la posibilidad de no luchar por ir a Los Ángeles.
– Hemos visto que ese descanso en su caso pasa por estar unos días en Salas, donde fue la encargada de dar el pregón para las fiestas de este año. En su discurso se deshizo en elogios por su pueblo. ¿Qué relación mantiene con él?
– Toda mi familia materna es de allí y vive allí. Mis recuerdos de los veranos desde que era pequeña son allí. Nos íbamos de Gijón según terminaba el colegio con mis abuelos y en vez de estar en el parque con sus amigos, yo iba con mi tío a ordeñar las vacas a las ocho de la mañana, o con mi abuelo haciendo un cenador, o arreglando un muro, o tocaba ir al prao a cortar el maíz o la hierba… Me encantaba pasar los veranos así. Ahora mi familia no tienen la lechería, siguen teniendo animales, alguna oveja, cabras, vacas, y yo cuido de alguna cría. Mi remanso de paz es Salas.
– En general, transmite mucho orgullo hablando de Asturias, pero cuando habla de ayudas a su trayectoria deportiva en sus entrevistas siempre tiene algún “tirón de orejas”.
– Sí, en mi caso nunca recibí ayudas económicas o de ningún tipo por parte del Principado. En ese sentido Galicia me ha apoyado y me ha dado muchas más cosas que Asturias. Del Principado, solo recibí una aportación económica en 2014 para ir a un europeo y lo que me dieron no me daba ni para pagarme el avión. En Galicia, me dan becas y también subvencionan mis estudios. Para la Xunta y la provincia de Pontevedra solo tengo agradecimientos. En cambio con Asturias por ejemplo, cuando vi que la marca ‘Asturias, Paraíso Natural’ de Turismo patrocinaba a Real Federación Española de Piragüismo (RFEP) me sorprendí, porque tenemos deportistas asturianos muy buenos y nunca hemos conseguido tener patrocinio con ellos. Y por lo que yo sé de otros compañeros en los equipos de femenino y masculino, tampoco han recibido ayudas nunca del Principado. Lo triste es que al final muchos acabamos yéndonos para Galicia. Allí nos apoyan y aquí no, y la vida del deportista es muy corta, no podemos estar esperando unos apoyos que necesitamos ya.