El cambio de prioridades estratégicas en industria y defensa a nivel europeo ha propiciado un crecimiento de un sector militar compuesto en Asturias por dos grandes empresas y un denso tejido de pymes que cuenta con el apoyo del Principado
El expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi presentó esta semana un informe sobre la competitividad de la Unión Europea que está llamado a servir de guía para la política económica de los estados miembros en los próximos años. A lo largo de 400 páginas, el italiano desgrana las flaquezas y necesidades de la economía europea, y entre otras recomendaciones, Draghi incluye una de la que ya hace tiempo que vienen tomando nota los países europeos: incrementar la inversión en la industria militar, un sector postergado durante décadas por la política europea.
Sin embargo, la inestabilidad geopolítica y la amenaza de la invasión rusa de Ucrania ha llevado a la Unión Europea a redefinir su estrategia de defensa, y la industria militar asturiana puede ser una de las grandes beneficiadas. “Ha cambiado la mentalidad política”, opina Mariano Fernández Hevia, delegado sindical de UGT en la empresa de armamento Santa Bárbara, “dadas las circunstancias internacionales, que han llevado a un fortalecimiento de la industria de defensa a nivel europeo”. La situación del sector era muy distinta antes de que en Bruselas percibiesen la amenaza a la puerta de casa: “La situación de los últimos años era de decadencia y absoluta falta de contratación por parte de los gobiernos, puesto que esta es una industria que depende de decisiones políticas. Cuando no hay inversión pública, no hay empleo ni carga de trabajo. En 2013 vivimos un proceso de reconversión muy duro, en el que se cerraron las fábricas de Oviedo y Coruña”.
Carolina Díaz, directora de Asturias Hub Defensa, una organización que agrupa a 50 entidades del sector en la comunidad, destaca “el potencial del sector en la región”, formado por dos grandes empresas tractoras, Santa Bárbara Sistemas y Rheinmetall Expal Munitions, y un denso tejido de PYMES vinculadas a la defensa y la seguridad. Desde 2022, cuenta Díaz, las empresas del ramo en Asturias han logrado “posicionarse en distintas cadenas de valor y desarrollos de la defensa”, logrando así numerosos contratos con el Ministerio de Defensa o la participación en programas de innovación y ejercicios de la OTAN o de la Agencia Europea de Defensa. “La mayoría de la industria asturiana suministra directamente al Ministerio de Defensa, aunque algunas trabajen a nivel global como Santa Bárbara Sistemas y Rheinmetall Expal Munitions o la gijonesa Olmar”, explica Díaz.
El sindicalista atestigua que es palpable la llegada de inversiones y contratos que dan carga de trabajo a la industria militar en Asturias. “En la fábrica de Trubia, entre trabajadores de Santa Bárbara, ETTs y subcontratas, estamos en torno a 800 personas; y en la de Rheinmetall son otros 350, y eso solo en el sector de la producción pura y dura”. Las expectativas de futuro son buenas, “de más crecimiento en los próximos años”. Aunque aún hay poca información, se sabe que la empresa Escribano tiene interés en instalar una “ingeniería potente” en Asturias. Pese a que un número relevante de empleados lo son a través de ETTs y subcontratas, “en los últimos años todos los contratos en Santa Bárbara se están haciendo indefinidos”.
Díaz defiende que se trata de un sector “heterogéneo” en cuanto a capacidades demandadas en unas compañías dedicadas a “fabricación, diseño e ingeniería, robótica o vehículos autónomos, fabricación aditiva, software, simulación, ciberdefensa o incluso textil, lo que supone una variedad de perfiles muy alta y muy especializados”.
Tanto Díaz como Fernández comparten su optimismo sobre el futuro del sector en Asturias, que cuenta con el respaldo explícito del Principado. La primera recuerda que hay que seguir trabajando para continuar con la actual tendencia: “Hay que ser conscientes que es un sector exigente y que requiere sus plazos para ir materializando todas estas nuevas políticas, presupuestos e inversiones. Es una cuestión de estrategia y posicionamiento, y la industria asturiana debe asegurarse de estar alineada con las necesidades actuales y futuras del sector: cooperar y aunar capacidades, integrarse en los corredores industriales de defensa y poner la innovación como seña de identidad”. Para el sindicalista, es necesario “ir más allá de presupuestos anuales, y hacer programas a largo plazo de estabilidad en industria y empleo”, y apunta que, con la actual carga de trabajo “hay industria de la defensa en Asturias para los próximos 20 o 25 años”.