El poder sin responsabilidad no significa nada en democracia. Decir que Mazón y Sánchez, la incompetencia y el despotismo, deben dimitir cuando todo esto termine, es ya una obviedad
Lamentablemente lo creo así: no van a pagar la cuenta. Una cuenta llena de vidas humanas que ha ejemplificado la inoperancia de un Estado enzarzado en luchas administrativas que poco o nada, afectan al ciudadano. Mazón y Sánchez se han convertido, tragedia mediante, en el exponente máximo de esta casta que no va a responder por sus acciones. ¿No es acaso la mayor exhibición de desigualdad que puede vivir un país?¿Se imagina usted, estimado lector, ser un líder político en la semana más negra que ha vivido este país desde la pandemia y esconder el bulto? ¿Podría una persona decente dormir por las noches ante tal tropelía? No tenga duda de que ellos pueden.
Cuando el conteo de fallecidos termine, será el turno del fango, del verdadero, de marcar los cuerpos con “este es tuyo, este es mío”. No hay duda posible sobre la calamitosa gestión de un presidente de la Generalitat que llegó tarde a todo, incluso a pedir los recursos que no tenía, y que es evidentemente incapaz de gobernar a los valencianos. Tampoco de un presidente del Gobierno de España que, imbuido en el tacticismo que desayuna día a día, se refugió en la burocracia para dejarnos, este fin de semana, una de las frases más sonrojantes de la historia de la democracia nacional: «Si quieren más recursos, que los pidan».
La olla a presión que son hoy pueblos como Paiporta estallaba este domingo. Pedro Sánchez huía tras recibir “un palazo” que, por lo que sabemos, no se corresponde con el vídeo que circula en medios y redes, como refleja Maldita.es. Sería en otro momento, pues. En cualquier caso, la imagen le perseguirá siempre: el responsable del ‘gobierno de la gente’ huye de la gente. Lo mismo pasa cada 12 de octubre. El camino del ermitaño, cuando se trata del presidente de un país, es muy sintomático: o bien se da por la amenaza del terrorismo, o bien porque el susodicho se disocia tanto del pueblo al que representa que deja de ser ciudadano para ser un ser superior, sin las mismas obligaciones que el resto. La segunda posibilidad retrata fielmente los últimos años de Sánchez.
“Ante esta tragedia ningún corazón noble puede permanecer indiferente”, escribía este domingo el presidente asturiano, Adrián Barbón. Lo suscribo y lo extiendo a los máximos responsables políticos del infierno que no está tocando vivir. El poder sin responsabilidad no significa nada en democracia. Decir que Mazón y Sánchez, la incompetencia y el despotismo, deben dimitir cuando todo esto termine, es ya una obviedad.
Lógicamente cuando algo no va bien, aparecen las miserias y las desgracias y a renglón seguido los carroñeros hacen aparición, pobre país, donde la fachosfera nos puede llevar. No hay peor mentira que una verdad a medias.