Vecinos del concejo señalan al fallecido, I. H. J., de 67 años, como un habitual que deambulaba acarreando un carro en el que recogía chatarra; la Policía Nacional prosigue la investigación, y trata de esclarecer si la muerte fue violenta
Ha hecho falta recurrir a los medios de comunicación para conocer la triste nueva. Cosa, por otra parte, lógica; su ausencia, pese a ser una figura familiar en el concejo, no ha tenido tiempo a ser percibida. Y, sin embargo, esta mañana Castrillón ha amanecido conmocionada tras conocerse la muerte de I. H. J., el hombre de 67, vecino del lugar, cuyo cuerpo era hallado sin vida en la tarde de este jueves bajo el viaducto de Los Canapés, en el cercano municipio de Avilés. Con muchas incógnitas y pocas certezas sobre el tapete, la Policía Nacional prosigue las pesquisas para tratar de resolver un caso marcado por un sórdido detalle: la presencia de signos de violencia en el cadáver.
«Era un paisano muy tranquilo, que iba a su rollo y no se metía con nadie«, recuerdan habitantes de Piedras Blancas y de Coto Carcedo, para quienes la presencia del hombre por las calles y plazas del concejo era algo recurrente. Las mismas fuentes, que han solicitado en todos los casos mantener sus identidades en el anonimato, coinciden en que el individuo acostumbraba a recoger chatarra en distintos puntos del territorio castrillonense, actividad con la que, en apariencia, se ganaba la vida. «Le veíamos mucho por la zona de Las Vallinas, empujando un carro lleno de cosas. Era muy tranquilo, no daba problemas«, insisten los lugareños.
Dotaciones de la Policía Nacional permanecieron en el escenario de la tragedia hasta altas horas de la noche, y volvieron a desplegarse esta mañana, acotando con cordón policial un perímetro de seguridad inaccesible para los transeúntes. Su tarea se centra ahora en la recogida de pruebas, después de que, mediada la tarde de ayer, se autorizase el levantamiento del cadáver. La zona en la que fue descubierto, una parcela de césped entre la avenida Oviedo y la travesía de Los Canapés, es punto de encuentro habitual para personas sin hogar, precisamente la condición de la víctima, y los vecinos del entorno aseguran que, en ocasiones, han presenciado intercambios de estupefacientes allí. El caso está sometido a estricto secreto de sumario.