Con la COP29 aún en curso en Bakú, decenas de activistas se concentran y ‘encadenan’ en la ciudad asturiana, su particular forma de reclamar a las Administraciones la toma de medidas eficaces para detener los efectos del cambio climático
Hace ya varios años, prácticamente desde que los efectos del cambio climático comenzaron a percibirse en toda su virulencia en todos los rincones del mundo, que las discusiones en torno a ese particular rebasaron las puertas y paredes de los despachos, y dieron el salto a las tertulias de los bares, a las conversaciones familiares, y a las mismas plazas y calles. Y los estragos causado por la DANA en el Levante español no han hecho sino recrudecer ese debate, esa exigencia colectiva de medidas inmediatas y efectivas para poner coto a esa preocupante dinámica. Así, este pasado domingo varias decenas de activistas, convocadas por la plataforma Asturies pol Clima ApC, se concentraban y ‘encadenaban’ en Gijón para sumarse a dicho clamor, coincidente con la celebración en Bakú de la 29ª Conferencia las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29).
El acto comenzó en los Jardines del Náutico en el más absoluto silencio, sólo interrumpido poco después por el sonido de una gaita asturiana, instrumento escogido para mostrar la indignación de los presentes con los extremos climáticos a los que se ha llegado, y la solidaridad con las comunidades y personas afectadas por la DANA. Por supuesto, no faltó la lectura del manifiesto redactado para la ocasión, concebido como una denuncia al «rresponsable negacionismo climático que persiste política y socialmente, incluso amenazando a científicos y activistas, y afirmamos el papel de la ciencia y la racionalidad como herramientas necesarias para la adaptación y respuesta al calentamiento global». De ahí que los ‘encadenados’ incidiesen en las esperanzas que han depositado en la COP29. «No tenemos tiempo, ni planeta, para otra cumbre fracasada».
A partir de ahí, los asistentes pasaron a conforman una cadena humana que se prolongó por parte del Muro de San Lorenzo. Su presencia suscitó más de una fotografía y vídeo tomados por los transeúntes, respondidos con invitaciones a sumarse a la protesta. La iniciativa concluyó con la repetición de su motivación fundamental: la exigencia a los distintos Gobiernos del globo de que «tomen medidas frente a la crisis climática como la que estamos viviendo en nuestro territorio, especialmente en lo que se refiere al apoyo financiero a los países del sur global para abordar la transición ecológica y social justa que nos permita afrontar a escala planetaria la realidad de emergencia climática».