Xixón no es una ciudad de gente joven, por lo que vamos arrastrando los sesgos aprendidos en nuestra infancia y juventud, en donde el coche reinaba como símbolo de independencia y de triunfo personal
Mientras vamos conociendo el goteo de nombres que van a formar parte del gabinete de los horrores en cuyas manos reposará en los siguientes cuatro años el destino de los Estado Unidos y también el del resto del mundo, muchos seguimos preguntándonos cómo pudo ser posible la victoria de Trump. En manos de politólogos, historiadores, sociólogos y académicos quedará la tarea de desentrañar las razones que llevaron a los electores norteamericanos a elegir a un anciano condenado por un delito de violación y que alimentó una intentona golpista antes que votar por Harris. Tendrán que aclararnos si esta victoria electoral fue a causa de la misoginia, o estuvo motivada por el voto de castigo de los votantes más progresistas ante la complicidad de la Administración Biden con el genocidio del pueblo palestino o simplemente la explicación se encuentra en que millones de americanos comparten una especie de locura colectiva o solo es que son más tontos que pegar a un padre, explicación que yo no descarto por completo.
Sin embargo hay ocasiones en las que una derrota electoral se puede intuir a la legua, tal y como pasó con el PSOE xixonés en las últimas elecciones municipales. Toda la campaña electoral del socialismo local fue casi como ver un tren descarrilar a cámara lenta mientras el conductor iba ignorando las instrucciones que se le daban para evitar el accidente. No lo tenían nada fácil, también es verdad, las peleas internas que provocaron unas primarias a destiempo y a cara perro para descabalgar a la alcaldesa son píldoras complicadas de tragar para el electorado, sobremanera cuando está tan cerca la cita electoral, pero cuando sustituyes a una alcaldesa con una personalidad complicada por un candidato sin carisma y que además se pasa toda la campaña electoral prometiendo que va a deshacer todas las políticas llevadas a cabo por su predecesora -y aun así compañera de militancia-, la cosa se complica mucho. Y a pesar de ello, no creo que fueran estos los factores decisivos que llevaron al PSOE fuera del Ayuntamiento, y de paso a la irrelevancia política, sino uno de los mayores aciertos de la alcaldesa Ana González y de su corporación municipal: el proceso de peatonalización que estaban llevando a cabo en la ciudad, especialmente la peatonalización del Muro de San Lorenzo.
Podemos -y de hecho algunas lo hicimos- objetar y criticar la torpeza pedagógica y técnica de esta política de peatonalización que nos estaba poniendo al fin en la senda de la mayoría de las ciudades europeas, pero hay que empezar a aceptar que oponerse a las peatonalizaciones es una muestra de ceguera y un empecinamiento absurdo. Cada día que pasa, cada dato que tenemos sobre el calentamiento global y la incidencia de las emisiones de humos y CO2 en la salud de la ciudadanía y en el bienestar comunitario, nos dejan claro que no nos queda más remedio que abandonar la perspectiva cochista en el diseño de nuestras urbes. Aunque esto sea impopular, porque el pueblo es soberano, cierto, pero también es adulto y se puede equivocar de medio a medio.
Xixón no es una ciudad de gente joven, la mayoría de nosotros nos hemos criado o hemos crecido en el siglo XX, por lo que vamos arrastrando los sesgos aprendidos en nuestra infancia y juventud, en donde el coche reinaba como símbolo de independencia y de triunfo personal. Las ciudades del siglo XX fueron además diseñadas para los coches y no para la ciudadanía. Pero ese mundo ya se ha acabado y negarse a aceptarlo no es más que la pataleta del niño consentido al que se le quita el palo de la piruleta que se acaba de comer para que no se lo meta en el ojo. Y el Ayuntamiento de Xixón sabe que esto es así solo que son presos de sus ridículas promesas electorales y de la única política que saben hacer junto con la de alimentar la burbuja inmobiliaria.
Mientras en París se ensaya la prohibición total de los coches en el centro de la ciudad y en Nueva York la aplicación de una tasa similar a la ya existente en Londres para reducir la presencia de vehículos, y por tanto la disminución de emisiones a la atmósfera, en Xixón nos vamos a gastar 100.000 euros de nuestros impuestos en un estudio para ver si es posible soterrar el tráfico del Muro y, de paso, construir un nuevo parking subterráneo, para que así algún colega pueda también hacer negociete. El soterramiento del Muro es una política nacida del empecinamiento de la alcaldesa y de los suyos de seguir implementando políticas del siglo XX en el diseño del Xixón siglo XXI, una perspectiva obsoleta, dañina e innecesaria para una ciudad que debería empezar ya a encarar la crisis climática, la necesidad de cuidar la salud de su ciudadanía y la obligación de cumplir con la legislación comunitaria sobre la reducción de emisiones de una vez. Pero en vez de ello el Ayuntamiento pretende gastarse cincuenta millones de euros en soterrar el Muro para así alargar la agonía y de paso retrasar la ineludible transición hacia una ciudad sin humos y sin coches donde la salud y el bienestar, los peatones, el transporte público, los carriles bicis y la sostenibilidad tengan prioridad sobre los coches. Un dinero que podría y debería emplearse en políticas sociales y de transición ecológica, en adecentar barrios, en la necesaria limpieza de nuestras calles, en ampliar aceras y en crear más zonas verdes para poder así contrarrestar los efectos del inevitable e imparable cambio climático. Sin embargo el Ayuntamiento ha optado por mantener el brindis al sol del soterramiento del Muro, en apostar por llenarlo todo de coches y humos en una huida hacia adelante que está alejando a Xixón de la lógica y las políticas del resto de ciudades europeas con respecto a la movilidad, las peatonalizaciones y las renaturalizaciones, mientras seguimos batiendo records de contaminación, poniendo en peligro la salud de la ciudadanía y tirando el dinero de nuestros impuestos en construir castillos en el aire.
Desconozco si está columna podría calificarse como delito de odio pero si no es así seguro que está cerca de ello.
Menos mal.
Alguien haciendo «pedagogía».
Qué pereza de digital
De Arcelor, Aboño, el Musel no hablamos???
Ahí está el origen de la contaminación de esta ciudad.
Carril bici del Solaron, carril bici de Poniente, carril bici del Molinon .. todo eso en menos de 2 años.
Que carriles bici hizo el gobierno ecosostenible anterior de PSOE – IU???
Por favor dejad de decir MENTIRAS!!!
Roberto, esos carriles bici, a parte de no extender la red mucho y ser chapuzas, se hicieron obligados por el dinero conseguido por IU/Psoe y que caduca este 30 de diciembre. Si no, no hubieran hecho nada, mentiroso.
Lo de la chimenea es una muestra de ignorancia más porque no tiene nada que ver lo que sale de ahí con la contaminación de los coches.
Menuda tropa comentarista, estáis para hablar 😂
Quien hizo el primer carril bici en el Muro decente???
Te lo recuerdo: la «extrema derecha» de Foro Asturias
Vete a darle lecciones de carriles bici a otro…cuando hagas 100 km a la semana moviéndote solo por Gijón me lo cuentas….
El Cascayu no era una chapuza???
Las lineas pintadas en la carretera no lo eran??
Voy decitelo en asturianu: BABAYUU
La movilidad en Gijón es una vergüenza. Va en sentido contrario a todo lo racional. Se hace apología del coche y así nos va. Atropellos, contaminación…
Esta claro 100 muertos al mes atropellados desde que esta la Derechona, con un gobierno de progreso en la ciudad durante mas de 30 años eso nunca ocurrió….