«No se imagina los días que salimos por la noche a recoger muebles de la basura, recorríamos Gijón con la furgoneta de la tele y lo que veíamos tirado que nos podía servir, ¡para adentro!»
Estudió periodismo en Venezuela y cuando tenía veinte años se afincó junto con su familia en Gijón. Lo primero que hizo fue poner la televisión. Se estaba emitiendo el primer Gran Hermano, programa que le marcó. Desde ese momento decidió cual quería que fuera su futuro en España.
Díganos quién es. Los jóvenes de ahora igual no lo conocen.
Soy José Luis Rodríguez.
¡Ah! ¿El Puma?
Pues, aunque no lo crea, los tiros vienen por ahí. Mi padre se llama Juan del Puma, así que mi madre eligió el nombre de José Luis, precisamente por esa razón.
Nació en Venezuela.
Sí, de padre asturiano, concretamente de Tineo, y de madre venezolana, aunque mis abuelos maternos también eran de aquí.
¡Bueno! Usted es tan asturiano como yo.
No del todo. Mi abuelo era gallego y mi abuela catalana.
¡Menuda mezcla!
Un poco chunga (se ríe).
Qué más es usted.
Un “chaval” con muchos años y muy poca mentalidad.
No tendrá tantos…
Después de los veinte ya se empieza a tener muchísimos.
«En el cierre de TeleGijón tuvo que ver todo el tema de la minería, el dueño era Vitorino Alonso, el empresario de Unión Minera del Norte y Coto Minero Cantábrico (…) Pero comenzar la TPA ¡claro que afectó! De hecho, se cerraron todas las televisiones»
¡Ande que si le digo los míos…! ¿Usted es de esas personas que se los quita?
No me los quito cuando los digo, pero no los digo.
¡Acabáramos!
La verdad es que estoy muy trabajado, empecé muy jovencito en una franquicia de hamburgueserías, en el área de recursos humanos. Necesitaba hacer prácticas y en Venezuela se empieza muy pronto a trabajar.
Pero usted venía aquí en vacaciones.
Fíjese, del Mundial 82 tengo muchísimos recuerdos, de la Expo del 92, también. Veníamos todos los años a pesar de vivir en Venezuela.
¿Cuándo se estableció definitivamente en Gijón?
Primero estuve yo solo en Madrid, convalidando mis estudios. En un momento dado viajo a Gijón y leo un anuncio en la prensa buscando presentadores y colaboradores para la ahora desaparecida TLG.
Y se presentó.
Me dije que era bueno presentar el currículum aquí, mientras iba convalidando los estudios. Bien es verdad que en Venezuela ya había hecho alguna cosilla, siendo ayudante del ayudante, pero aquí no me conocía nadie.
¿Y quién les hizo el casting?
(Se ríe) Una señora que se llama Ada Gallego (trabaja en FicXixón) la que me aseguró que dicha grabación de casting nos sería enviada posteriormente. Han pasado veinticinco años y todavía no la he recibido (vuelve a reírse).
Pues ya puede ir pidiéndoselo.
Afortunadamente mantengo contacto con ella y con muchos más compañeros de aquella época.
¿Y?
Les gustó lo que hice y me aseguraron que para un verano estaría bien contar conmigo haciendo prácticas y demás.
¿Cómo fue ese primer día en TLG?
Me pusieron de compañera a una chica rubita, muy guapa y simpática, para que me contara un poco de qué iba a tratar mi trabajo. La chica en cuestión era Inés Paz, ahora al frente del programa líder de las ondas asturianas ‘La radio es mía’ donde también estoy yo.
«Aprendí muchísimo, editar, producir y, sobre todo, sacar las castañas del fuego y resolver improvisando»
¿Y qué tuvieron que hacer en ese primer día de trabajo juntos? ¿Lo recuerda?
Preguntar a la gente de la calle que les parecía la canción “Nun yes tú”.
Y de ahí…
Hicimos equipo. En él también estaba Eva Rodríguez Barril.
¿De cuantos años me está hablando?
Este trío duró unos cuatro años. Luego Inés se fue para Madrid, a instancias mayores.
Y usted empezó a presentar los programas de TLG.
Y fuimos innovadores porque hacíamos una televisión divertida. ¿Mejor o peor? No sé, pero para los recursos que había era buenísima y, una cosa, emitíamos para toda Asturias, con programación propia de la mañana a la noche.
¿De cuantos recursos estamos hablando?
¡Ah! De cincuenta euros para montar un plató. No se imagina los días que salimos por la noche a recoger muebles de la basura. Recorríamos Gijón con la furgoneta de la tele y lo que veíamos tirado que nos podía servir, ¡para adentro!
Pero no siempre fue así.
No, otros años tuvimos colaboradores muy buenos y ahí si había presupuesto para contratar decoradores.
¡Buenos recuerdos, eh!
Aprendí muchísimo. Editar, producir y, sobre todo, sacar las castañas del fuego y resolver improvisando.
Y compañerismo.
Fíjese, a nosotros nos dieron una televisión para que jugáramos con ella.
Y supieron jugar hasta que desapareció al crear la autonómica.
Coincidió en época, pero no tuvo nada que ver.
Explíquese.
Tuvo que ver todo el tema de la minería. Acuérdese que el dueño de TLG era Vitorino Alonso, el empresario de Unión Minera del Norte y Coto Minero Cantábrico.
Ya no me cuente más.
Pero evidentemente comenzar la TPA ¡claro que afectó! De hecho, se cerraron todas las televisiones.
¿Dónde tenían el plató?
En Pumarín, y al lado había una charcutería, que sigue existiendo y que lo llamábamos “Telecharo”.
Porque la dueña se llama así.
Nos conocía a cada uno por los bocadillos que solíamos comer. Les ponía nuestro nombre.
Cambiando de tema. ¿Cuándo decide irse de Asturias?
Necesitaba desconectar de la tele después de hacer un programa con Juan Carlos Carpintero, precisamente para TPA.
Oiga, todos sus compañeros son más que famosos.
Mire sí, tengo malísimo ojo. De aquella me ofrecieron hacer un programa de música en Andalucía, “Se llama copla”.
¿Y?
Pensé que no iba a funcionar… El programa sigue a día de hoy.
Cuéntenos que hizo en Madrid.
Trabajar en hostelería, cosa que no había hecho jamás, pero yo soy una “reina” y no se me pone nada por delante. Para ser un buen hombre hay que saber calzarse unos buenos tacones, cariño. Llegué a ser gerente de un local.
Oiga, pero ¿esas fotos en las que sale, como en desfiles de moda…?
Es la comunidad “Ballroom” o por otra parte “Bingo para señoras, de Lorena Castell”.
No entiendo nada.
En los años ochenta un grupo de mujeres trans decidió que ya estaba bien de vejaciones y comparaciones con los cánones de belleza femenina. El “Ballroom” es un espacio seguro para modelar, bailar, y que tú te puedas mostrar seguro.
P¿ero dónde se hace?
En casas particulares. Hay una figura, que organiza, es cómo la madre de esa casa. Yo pertenezco a “House LaBeija”, pero hay muchas.
¡Ah! Y esas casas son las que organizan los eventos.
Eso es.
Y, ¿dónde compra toda esa ropa que luce en las fotos de su Instagram?
Me los hago yo y en esos eventos, para que lo sepa soy “Luuz Delicius La Bella”.
¿Son todos en España?
¡No señora! En marzo viajaré a Polonia.
¡Pero dónde va a llevar esos trajes!
Cariño, soy cómo la Piquer. Donde los voy a llevar, en un baúl.