Administraciones públicas de todas las escalas, colectivos culturales y asociaciones diversas festejan, de maneras muy diferentes, la catalogación de la cultura sidrera del Principado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Es tradición descorchar una botella de buen champán o, en su defecto, de un cava de calidad para festejar los grandes momentos que la vida regala. Completar una formación académica, contraer matrimonio, llegar al día de la jubilación… Bien, no cabe la menor duda de que desde los compases finales de la tarde de este miércoles, en Asturias, sobran los motivos para beber y brindar… Aunque, qué duda cabe, no con champán o cava. Con sidra. Sidra asturiana, para no incurrir en la herejía. La misma bebida, junto con el vasto entramado cultural que la rodea, que ayer, tras una larga espera de casi una década, lograba la ansiada consideración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Minutos después de que el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial diese la buena nueva desde Asunción, en Paraguay, miles de botellas eran destapadas para regar el éxito… Y, con el fluir de la sidra, lo hacían también las reacciones, políticas y sociales, a un logro que contribuye, esperan sus impulsores, a apuntalar el papel de la cultura sidrera en el Principado, en toda España y, por qué no, en el mundo entero.
Desde el Museo de la Sidra de Nava, convertido en auditorio para presenciar en directo el anuncio hecho por el Comité, el presidente autonómico, Adrián Barbón, fue uno de los primeros en levantarse de su asiento y, por ende, en reconocer la felicidad que le embargaba. «Este reconocimiento hace justicia con nuestra memoria, y supone un logro de toda Asturias«, declaraba entre los gritos de júbilo de los presentes. Fiel usuario de la red social X (antigua Twitter), el dirigente recurría a su cuenta en dicha plataforma para ahondar más en ese buen cuerpo dejado por el nombramiento. «En mis más de cinco años como presidente he vivido momentos complejos; algunos, durísimos y tristes (…), y otros, históricos y felices (…)», comenzó. Y prosiguió apuntando que «hoy, por fin, después de mucho trabajo y muchos años de lucha, hemos conseguido que se reconozca la cultura sidrera asturiana como patrimonio inmaterial de la humanidad. Un día histórico, una fecha que ya nunca debemos ni podremos olvidar». Fuera de la esfera digital, y de nuevo ante los micrófonos de los medios, Barbón hizo un guiño a la defensa del uso del asturiano, pues «cuando uno consume sidra, la lengua forma parte de ese contacto». Y concluyó poniendo en valor el discurso dado en Paraguay por la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, «de los que hay que guardar en la memoria (…), porque nace del alma de su propia identidad como asturiana».
Precisamente la intervención de Gutiérrez ante el Comité ha sido uno de los elementos más elogiados de cuantos integraron la velada de ayer. Acompañada por el embajador español en la UNESCO, el ex ministro Miguel Iceta, la titular autonómica de Cultura coincidió con Barbón en el carácter «histórico» del momento, antes de pasar a defender la condición de la sidra como «el hilo conductor que enhebra y explica una buena parte de nuestra historia, de la tradición, del presente y del futuro de nuestro pueblo y que a lo largo de los años empapó nuestras manifestaciones culturales, desde los bailes, la gastronomía, la artesanía, el cine, la literatura, la música o las artes plásticas». Una cultura, prosiguió una emocionada Gutiérrez, «para todas las personas, desde hoy para la humanidad, que se expresa, además, en asturiano, una lengua minorizada tan grande que vale para contar el mundo y que como toda nuestra cultura también tiene que salvaguardarse». Sus palabras surtieron efecto; tanto es así, que incluso la embajadora de Paraguay en la UNESCO, Nancy Ovelar de Gorostiaga, se arrancó a cantar unas estrofas de la canción ‘Asturias’, compuesta por el reconocido cantautor Víctor Manuel.
En los minutos y horas siguientes a la reacción de Barbón se fueron sumando las de otros representantes de la órbita política del Principado. El presidente del PP asturiano, Álvaro Queipo, fue otro de los dirigentes que echaron mano de X para trasladar su júbilo, con un escueto, aunque directo, «¡¡La cultura sidrera asturiana ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad!! ¡Orgullo de tierra!». Los integrantes de la delegación regional de Izquierda Unida (IU) hacían lo propio del mismo modo, trasladando, además, el foco a la lucha por la oficialidad de la lengua autóctona. «Asturies ta de norabona y ya ye oficial: la sidra, declarada Patrimoniu Inmaterial de la Humanidá. Agora pola oficialidad. Unos culines pola nuesa Llingua, pola nuesa cultura», comentaban en su perfil oficial. E incluso en Foro Asturias, partido liderado por Adrián Pumares, se congratulaban de que «¡La sidra ye patrimoniu!», considerando el reconocimiento de la UNESCO «un orgullo para Asturias». Es más, hasta Madrid han llegado los ecos de la victoria; no en vano, esta misma mañana la ministra de Educación y, a la sazón, portavoz del Gobierno de Pedro Sánchez, Pilar Alegría, recurría al asturiano para confirmar que lo sucedido ayer es «una noticia perbona. Norabona, Asturies». Minutos después hacía lo propio su homólogo de Cultura, Ernest Urtasun, recalcando que la sidra, más que una bebida, «es tradición, historia y, en definitiva, cultura. Enhorabuena al pueblo asturiano por este reconocimiento a su cultura popular».
Ahora bien, una parte importante de lo conseguido ha sido mérito del papel de aquellos Ayuntamientos que han apoyado, cada uno dentro de sus posibilidades, la candidatura de la cultura sidrera a lo largo de estos años. Entre ellos, el de Gijón. Su alcaldesa, la forista Carmen Moriyón, se sumaba ayer al júbilo colectivo y reflexionaba sobre que, con la obtención de la consideración de Patromonio Inmaterial, dicha cultura «entra en una nueva dimensión. Es tan importante como merecido, y supone una alegría absoluta. Es el triunfo de Asturias, de esa cultura popular que llevamos por bandera. Es el triunfo de lo colectivo, de ese sentimiento de pertenencia que nos diferencia de otras regiones. Gijón celebra el que es, sin duda alguna, un día histórico para Asturias». De todos modos, la suya no fue la única voz que so escuchó en Foro Gijón… Presentes en Nava, acompañando al alcalde de Colunga, José Ángel Toyos, los concejales gijoneses Jesús Martínez Salvador y Montserrat López Moro brindaron por «ese empuje colectivo en el que también han jugado un papel preponderante entidades totalmente ajenas a los poderes públicos». Finalmente, en el PP local su dirigente, Pablo González, se hacía eco en X de la noticia sobre el nombramiento publicada por miGijón, acompañándola de la máxima «¡Qué orgullo ser asturiano!«.
Tal como muy atinadamente mencionaban ambos ediles foristas gijoneses, en ese empuje colectivo han jugado un papel preponderante entidades totalmente ajenas a los poderes públicos. Y uno de los más destacados, a lo largo de esta década, ha sido el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) ‘Sidra de Asturias’. Su presidente, Víctor Ramos, afirmaba que lo conseguido en Paraguay «es un reconocimiento a nuestros antepasados, a toda esa gente que lleva años, todos antepasados, con el campo, cuidando el campo, cuidando el medio rural, las manzanas, las pomaradas, a esos lagares centenarios», y coincidía con la idea general de que la sidra «es más que una bebida; es un símbolo de identidad, una forma de vida». También la Asociación de Sidra Asturiana (ASSA), por medio de un comunicado oficial, se unía a la alegría, y analizaba el la influencia de lo que, «sin duda, es un logro para el conjunto de la sociedad asturiana a través de este símbolo de identidad, que cuenta con una gran comunidad involucrada en su preservación». Desde OTEA reseñaban el mérito de este «esfuerzo común que nos hace sentir aún más orgullosos de nuestra tierra y de nuestras costumbres», apostando, a mayores, por su influencia para «posicionar Asturias como un destino único, rico en tradiciones y cultura». Paralelamente, en Sidraturismo Asturias invitaban a beber un culete «por nuestra tierra, nuestra gente y por una tradición que ahora es mundial». Y hasta el secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Asturias, Pepe Álvarez, tiraba de la más pura efusividad, y sentenciaba que «no me extraña, porque no hay nada mejor que compartir unos culines de sidra entre amigos y amigas. ¡Puxa Asturies!».
Como se ha visto, en más de una declaración ha estado presente el deseo de que este mérito haga las veces de locomotora para impulsar la otra gran cruzada activa en el Principado: el reconocimiento de la oficialidad del asturiano. Y ningún ente se ha mostrado tan activo al respecto como la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana (XDLA). Al poco de notificarse el nombramiento, sus miembros declaraban en sus redes sociales que la sidra «habla en asturiano», y denunciaban que hace ya un cuarto de siglo que denunciaron por primera vez «el proceso de castellanización del vocabulario sidrero». De hecho, por aquel entonces la XDLA publicó el manual ‘La sidra como tien que ser’, una recopilación de expresiones y vocabulario propios de esa cultura. Por todo ello, insisten en que el asturiano es «fundamental» para entender y explicar la cultura de la sidra, confiados en que, ahora que es Patrimonio mundial, «nadie olvide que la sidra habla en asturiano».
como asturiano estoy contento de que la cultura sidrera asturiana haya sido incluida como patrimonio de la humanidad y que es algo que además beneficia, desde luego, al resto de España. Esperemos también que este logro se extienda a la lucha por la oficialidá de la llingua asturiana y eonaviega.
«nadie olvide que la sidra habla en asturiano»
Y luego somos los «nacionalistas castellanistas» los que mezclamos todo.
¿Verdad?
Pues nada. Si no hablas el bable academizado, no bebes sidra.
Lo que deja a menos del 3% de población de Asturias bebiendo sidra, según el Instituto Nacional de Estadística.
Y lo mejor es que la noticia la hace pública la UNESCO en su web en español – castellano.
Y todos estos fingiendo que saben hablar en bable academizado. De traca.
Por cierto, el ministro de cultura afirma que «es tradición, historia y, en definitiva, cultura.»
El mismo que desprecia la tauromaquia.
Y lo dice uno que nunca ha ido a los toros. Pero es que la coherencia de esta gente (terminada en ‘uza’) es mítica.