Desde su fundación en 1966, la Sociedad Recreativa La Boya descolla como uno de los espacios de reunión más longevos y emblemáticos de la ciudad; a sus sesenta y cinco integrantes les une la amistad, la camaradería y, cómo no, el disfrute de la comida
Nos gusta comer, y lo sabemos. Y aunque la sociedad y, sobre todo el papel de la mujer, ha cambiado para muchísimo mejor, hay tradiciones que siguen existiendo. Eso sí con matices y evoluciones.
Explicar primeramente el concepto que ocupará alguna de nuestras líneas, durante esta época navideña, era imprescindible para entender qué es una peña gastronómica tradicional, donde sus miembros son exclusivamente hombres. Hay que decir que aquí, en Gijón, ya existe una peña mixta, de la que hablaremos cuando corresponda, aunque, la verdad, es casi ya una anécdota, porque las mujeres, aunque no socias, forman parte de estas sociedades.
Había que empezar por alguna, así que ahí va la primera de la serie.
La Boya es una sociedad gastronómica formada en el año 1966 y en estos momentos su presidente es José Ramón ‘Monchu’ González, digno sucesor de quienes fueron sus ‘mayores’ en el cargo: José Manuel Iglesias Ordóñez y Ángel Pereda, sin olvidar a aquel histórico, «de los de siempre», como lo recuerda González, que fue Benito Yeres.
El pilar fundamental de este interesante grupo es la confianza de todos y cada uno de sus miembros, quienes tienen en común la pasión por la buena mesa, por la calidad de los mejores caldos y por el disfrute de los preparativos y de la tertulia; todo ello, en unas confortables instalaciones. Tras más de cincuenta años de existencia, actualmente cuenta con sesenta y cinco socios, y es una de las más conocidas de la ciudad.
El escudo de La Boya está formado por un pez y una escopeta, reflejando a la perfección el espíritu de un animoso grupo de cazadores y pescadores cuya afición es compartida entre sí.
Por lo que respecta a su lema, es «La Boya siempre a flote»; el paso de los años lo ha hecho firme, y sigue vigente. Porque la sociedad nació con la intención de reunirse a tomar algo y echar una partida. A esto se sumaron las citas gastronómicas organizadas por los socios.
Poco a poco, nuevas generaciones se han ido incorporando a este proyecto, que surgió en el barrio de La Arena (concretamente, en la calle Doctor Aquilino Hurlé) y que, años más tarde, se trasladó al local actual, situado frente a la plaza de toros de El Bibio, en la calle Ezcurdia 101.
Aseguran que la confianza recíproca entre los socios es la llave del local. Cualquier socio tiene derecho a poseer la llave de la sociedad, de forma que puede acceder al local libremente y sin limitación.
Por otra parte, es una sociedad en la que las mujeres tienen las puertas abiertas los fines de semana pero, eso sí, siempre a mantel puesto.
En cuanto a las jornadas gastronómicas, éstas se perfilan según la temporada. Precisamente en estas fiestas celebrarán la comida del pavo. ¿Y durante el año? Las catas de vinos y la visita de personalidades de la ciudad, a las que suelen invitar a comer, ocupan el delicioso calendario de estos sesenta y cinco vecinos de Gijón.