Desde el Gobierno municipal llaman a tomar como referencia casos de éxito fuera del Principado, como el de la ría de Bilbao, y alertan de que, si se siguen «perdiendo oportunidades», no se estará «a la altura de lo que necesitan las comarcas mineras»
Asturias es una tierra rica. Lo es en historia, desde luego. También en cultura, cómo no. Y en gastronomía, imposible omitirlo. Pero, del mismo modo, su riqueza también se expande a su vastísimo patrimonio industrial, ligado para siempre a la actividad minera que, junto con la producción de acero y la construcción naval, sirvió de pulmón económico al Principado. Un patrimonio, sin embargo, que desde el Ayuntamiento de Mieres ven en peligro, carente de mecanismos que garanticen su mantenimiento, su explotación con fines culturales y pedagógicos y, en definitiva, su supervivencia. Por eso el equipo de Gobierno que preside el alcalde Manuel Ángel Álvarez ha alzado la voz para reclamar la creación un consorcio público que se ocupe de su gestión en el conjunto de la región, medida considerada a todas luces «imprescindible«, y para la que piden la implicación de la empresa pública Hulleras del Norte, SA (HUNOSA), gestora tradicional de las explotaciones mineras asturianas.
«HUNOSA lleva treinta años cerrando pozos y aún no cuenta con un plan de conservación del patrimonio industrial», afirman desde el Consistorio a través de nota de prensa, instando al Gobierno del Principado a «mover ficha para crear el consorcio» y «crear una marca global y planificar una oferta conjunta». No en vano, para el Ejecutivo local de Mieres «no tiene sentido que el Gobierno de España, el Principado, los Ayuntamientos y HUNOSA no formemos un consorcio público para afrontar la tarea de recuperar el patrimonio minero y transformarlo en motor de actividad». Es más, para los de Álvarez salta a la vista, y no sin temor, que, «sin una hoja de ruta conjunta e instrumentos ágiles, seguiremos perdiendo oportunidades».
A ese respecto, desde la Casa Consistorial mierense animan a ampliar el foco fuera de las fronteras autonómicas, y a reparar en ejemplos externos que sirvan de modelos. «Hay que aprender de los casos de éxito: la transformación de la ría de Bilbao fue realidad gracias a un consorcio en el que participaron las tres Administraciones», reflexionan. Y concluyen sentenciando que «hay que pasar de las buenas intenciones a los hechos y tenemos que remar todos en la misma dirección. El patrimonio industrial es una fuente de actividad económica y empleo, pero es necesario impulsar una marca global, coordinar ofertas y propuestas, pensar en global y actuar localmente. De lo contrario, no estaremos a la altura de lo que necesitan las comarcas mineras».