Paloma Álvarez, al frente de Construcciones Silca, y María Isabel Lombardía, cofundadora de Espiral MS, han sido dos de las galardonadas con los Premios Impulsa este año; sus trayectorias son ejemplos de cuántos muros ya han caído en el camino hacia la igualdad… Y un recordatorio de aquellos que aún quedan por derribar
Hay biografías capaces, por sí solas, de servir de inspiración. Relatos de inteligencia y determinación, de esfuerzo y motivación, de resolución de problemas y adaptación a imponderables… De tantas alegrías como sinsabores en el largo camino hacia la línea de meta… El mundo empresarial es prolífico en tales ejemplos de conducta, germinados a partir de ese sustrato formado por una mezcla de ingenio, astucia, trabajo duro y buena suerte… Y que, hoy por hoy, adquieren un valor aún mayor cuando tienen por protagonistas a exponentes del desacertada e injustamente apodado ‘sexo débil’. Los casos de Paloma Álvarez Casielles y María Isabel Lombardía Prendes son dos de tales modelos. Radicados en Asturias, además. Máxima responsable de Construcciones Silca, la primera de ellas, y cofundadora y líder de Espiral Microsistemas (MS), la segunda, el tiempo, el talento y la resiliencia dedicadas por ambas a sus respectivas empresas las han convertido, por derecho propio, en dos de las grandes aplaudidas en la ceremonia de entrega de los XX Premios Impulsa. Elegidas merecedoras de los galardones en las categorías de Mujer Emprendedora, en el caso de Casielles, y de Trayectoria Empresarial, en el de Prendes, ambas representan el poder de la voluntad de lucha en condiciones adversas, el potencial del Principado a la hora de desarrollar proyectos exitosos y, tanto o más importante, la capacidad de la mujer de medrar en dos ámbitos, el de la construcción y el de la tecnología, a menudo monopolizados por hombres… Aunque sin perder de vista las muchas barreras en el camino a la plena igualdad que aún quedan por demoler.
Si, de un modo u otro, todas las historias particulares beben de la de la familia a la que sus protagonistas pertenecen, esa conexión se multiplica en el caso de Paloma Álvarez Casielles. Hace ya tres décadas que su padre, Silvino Álvarez, abandonó la anterior empresa que regentaba en Gijón en compañía de cierto socio, y creó de la nada Construcciones Silca, compañía especializada en la edificación de viviendas, con la mirada puesta tanto en contar con un proyecto puramente propio, como en abonar el campo para que, algún día, su hija recogiese el testigo. Dicho, y hecho. «Oficialmente, llevo en Silca unos veinticinco años pero, en realidad, he estado desde siempre», recuerda su actual capitana, en cuya memoria permanecen nítidas las estampas de «aquellos veranos en los que tenías que cubrir vacaciones, o que mi padre me pedía que trabajase para hacer algo productivo». Ese bagaje, cierto es, simplificó su ascenso al mando de una compañía que, en la actualidad, cuenta con una plantilla fija de ocho profesionales, más una constelación de subcontratas de confianza. «En cierto modo, desde el principio se me vio como la heredera natural de mi padre; es verdad que empecé haciendo tareas de gestión, pero cuando le sustituí y empecé a acudir a las obras, a poca gente le sorprendió«, detalla. Ahora bien, lo hace sin negar un hecho incontestable: «el de la construcción sigue siendo un mundo de hombres. Vete a cualquier obra, y no verás a ninguna mujer en los andamios«.
Con Siero apuntalado como su concejo de trabajo predilecto en la actualidad, y algunos proyectos en ciernes en Gijón, Casielles alberga la esperanza de que casos como el suyo, y el premio que ha merecido, contribuyan a modificar esa dinámica. «Sinceramente, creo que a veces nos vetamos nosotras mismas, porque veo a mujeres en el campo, que es un sector igualmente duro, y ahí están; y sabemos que en los oficios como electricidad o fontanería hace falta mano de obra», reflexiona, convencida de que «nos iremos incorporando más y más, con el tiempo». Además, el de la construcción es un ámbito que todavía tiene bastante recorrido por delante; ahí juegan un papel determinante los foriatos. «Asturias está captando a mucha gente de fuera, personas ajenas a la región que quieren adquirir una segunda vivienda, y eso lo notamos muchísimo en las ventas«. Detalles todos que multiplican el orgullo de Casielles por el reconocimiento recibido, que multiplica su confianza en que sirva para cambiar las cosas a mejor. «A presentarme me animó una persona cercana, pero no me esperaba que me tocase, así que a Impulsa sólo puedo darle las gracias«, analiza. Gratitud «por confiar en mí, pero también por crear este premio. Es poder poner un granito más en el futuro laboral de las mujeres, y eso es algo muy valioso para todas nosotras».
Frente a la sorpresa de Casielles y del equipo de Silca en general, María Isabel Lombardía Prendes no es, ni mucho menos, nueva en lo que compete a obtener premios. Desde que, en 1998, se coaligase con su hermano Alberto Lombardía y con Marck Macías, amigo de ambos, para fundar Espiral MS, su criatura, creadora de las soluciones tecnológicas Proactivanet y Prodity, se ha convertido en una auténtica fuerza empresarial en el terreno de la informática, con un equipo formado por 110 personas, presencia física en cinco países, negocios en veinte, más de cuatrocientos clientes internacionales… Y un buen número de reconocimientos en su haber. En 2023 el sello Great Place To Work la eligió como la mejor empresa tecnológica para trabajar en Asturias, y este mismo año entró en el top 10 sectorial nacional en cuanto a condiciones laborales. Por si no fuese suficiente, también en 2024 la citada Proactivanet ha sido nombrada herramienta Customers’ Choice por la consultora Gartner, lo que la convierte en la mejor solución de su campo a escala mundial. Y, sin embargo, el Premio Impulsa a la Trayectoria Empresarial ha tenido un sabor diferente. Especial. «Que reconozcan veintiséis años de trabajo y, encima, en la ciudad en la que la Espiral MS Nació y sigue operando, es algo que ilusiona mucho. Y mira que, al principio, cuando me llamaron del Ayuntamiento para comunicármelo, como no conocía el número, no respondí, pensando que era publicidad», bromea Prendes.
Más allá de ese toque de humor, para esta empresaria curtida en el que es uno de los campos profesionales con mayor proyección del momento lo conseguido en su ciudad natal es «un aval para esa realidad de que se puede hacer tecnología a nivel mundial desde Gijón«. Siendo como es un sector «súper dinámico, muy competitivo y que cada vez está acelerando más«, la capacidad para seguir los constantes cambios e, incluso, para preverlos y adelantarse a ellos es fundamental. Y Gijón, como toda Asturias, cuenta con «personas con muchísimo talento«, gracias, en buena medida, a «los recursos de que disponemos. Tener una Escuela Politécnica, los centros de Formación Profesional de que disponemos… Además, Gijón es una ciudad innovadora, con un clima maravilloso, con un entorno agradecido, que ofrece mucha calidad de vida… Son factores de éxito bestiales». Todo ello abre las puertas a un futuro que, presume Prendes, se dibuja dorado para los asturianos y los gijoneses que apuesten por la tecnología. «Se está produciendo una transformación profunda en la economía y la sociedad. Por eso le veo una solvencia, una fortaleza y un músculo a este ámbito, un imperativo de ser líderes en tecnología. Su potencia va en aumento, ha venido para quedarse… Y debemos estar preparados».