Economista, docente, escritor y político, fue una figura prominente dentro del nacionalismo asturiano, y llegó a ser una de las personas consultadas en la elaboración de la candidatura para que la cultura sidrera fuese reconocida por la UNESCO
¿Cómo resumir con sólo dos o tres palabras biografías como la de David Manuel Rivas Infante? Difícil, desde luego, a la vista de lo amplio y ecléctico de una trayectoria, la suya, que acabó repentinamente hace dos días. Economista, político, escritor y activista por igual, al igual que docente y catedrático, y dotado de un marcado conocimiento de lo relacionado con la historia y la cultura asturianas, especialmente con el mundo de la sidra, Rivas fallecía repentinamente en la noche del pasado sábado, a la edad de 67 años, en su Gijón natal, dejando tras de sí un legado que hoy muchos, tanto ciudadanos comunes como representantes políticos, recuerdan. La última despedida al que fuese uno de los ‘primera espadas’ del nacionalismo asturiano tendrá lugar a las 16 horas de este lunes, en el salón de actos del Tanatorio de Cabueñes, tras lo cual su cuerpo será sepultado en el cementerio municipal de Deva. Atrás quedan su viuda, María Rosario Fernández Fuentes, y a sus hijas Aida y Olaya.
Nacido el 4 de diciembre de 1957, Rivas recibió su primera educación en el gijonés Colegio de la Inmaculada, paso previo a su licenciatura en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense, a la que seguiría un doctorado en Economía por la Autónoma de Madrid, y dos intentos de doctorarse en Antropología y Sociología, invalidados por falta de tesis. Fue en este último centro donde ejerció el grueso de su labor docente, impartiendo clases de estructura económica mundial, economía política internacional, innovación tecnológica y desarrollo sostenible. Un rol complementado con investigaciones en universidades de países tan dispares como Alemania, Finlandia, Uruguay o Guatemala, y que amplió en 1986, al convertirse en cofundador de la Fundación Universidad Libre. Activo en múltiples foros, fue miembro del Club de Roma, y llegó a presidir la ONG Amigos de la Tierra.
No obstante, a Rivas se le recuerda, particularmente, por sus actividades políticas y culturales. Militante de Conceyu Nacionalista Astur, el primer partido nacionalistas asturiano del que se tiene constancia, ocupó cargos directivos en la Federación Progresista, creada por Ramón Tamames, y colaboró en la fundación de Izquierda Unida. Después de integrarse en las filas de Unidá Nacionalista Asturiana hasta su disolución en la década de 1990, y con varios periodos sin militancia, en 1999 encabezó la lista de Andecha Astur en las elecciones autonómicas, y en 2004 dio el salto a la política europea al frente de la coalición Europa de los Pueblos. Finalmente, en 2007 abandonó la vida política, momento en el que empezó a brillar aún más su profundo conocimiento de la cultura autóctona. Tanto fue así, que Rivas fue una de las personas consultadas durante el proceso de elaboración de la candidatura para que la cultura sidrera llegase a ser reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.