Por Urbano Rubio Arconada
Mientras Kamala se centraba en el aborto libre y en los “pronombres”, Trump se focalizó en los temas económicos, en promover la inmigración exitosa y frenar la inmigración ilegal, y llegando a los jóvenes con mensajes de esperanza
Donald Trump ha ganado las elecciones con holgura, obteniendo además el partido republicano la mayoría en el Senado y también en la Cámara de Representantes. El regreso de Trump es una suerte de “antiestablishment” que fortaleza el sentido común. Su victoria es una derrota de la locura “woke”, una derrota del histerismo climático, de la mentira de género, de la endofobia por su propio país, de la soberbia de clase. Trump produce un terremoto al sistema establecido por las élites globalistas.
La fracasada campaña de los “demócratas” se basó en el hechiceresco político identitario introducido por grupos sociales económicamente satisfechos que sustituyen el mensaje de lucha de clases por el de ofendiditos. Mientras Kamala se centraba en el aborto libre y en los “pronombres”, Trump se focalizó en los temas económicos (descender la inflación que ha destrozado el bolsillo de las clases más humildes, bajar impuestos, desregularizar la economía y dotar de eficiencia gubernamental), en promover la inmigración exitosa y frenar la inmigración ilegal, y llegando a los jóvenes con mensajes de esperanza. En Estados Unidos nadie tiene la menor duda que la administración demócrata es sinónimo de guerra y que el partido de la paz lo representa Trump. Arreglar la dañada economía es un verdadero problema: su desorbitada deuda obliga a EEUU ha pagar más en intereses que el dinero destinado a defensa del país. Trump se apadrina con Elon Musk, el más rico entre los ricos, y uno de los más listos entre los inteligentes, que se destaca por su lema: “dejar que el pueblo determine la verdad”. Un fuerte alegato a la libertad.
En definitiva, los granjeros votaron a Trump, los trabajadores votaron a Trump. Los hispanos votaron a Trump. Estas son las simples razones por las que Trump ha arrasado electoralmente y que parece que no quieren entender estúpidos tertulianos de la tele española. ¿Cómo afecta la contundente victoria de Trump a España? Las elecciones de USA son más importantes para Europa que las propias elecciones europeas. Actualmente giramos alrededor del “eje usero” como primera economía del mundo que lidera la tecnología y la fuerza militar internacional. España es un actor secundario en todos los asuntos que para más desgracia se sitúa ahora en el bloque de países “no amigos”. Los soportes de nuestro Gobierno a la causa palestina frente a Israel, a los países iberoamericanos con gobiernos de izquierdas y a la estrategia de eliminar aranceles a China, ha puesto a Trump aún más en contra. El Gobierno no tiene ningún contacto con Trump, pero el PP tampoco.
Para más afrenta, y como colofón a todo este panorama preocupante, la Fundación presidida por el expresidente Aznar, decía que “no es buena noticia, ni para España ni para la Unión Europea en su conjunto, ya que el discurso que Trump encarna un populismo adobado de planteamientos proteccionistas, aislacionistas, y de actitudes intemperantes que en su momento llegaron al abierto desafío institucional alentando ni más ni menos que un asalto al Capitolio”. La declaración puede haber sorprendido más o menos en España, pero ha levantado una auténtica polvareda en los sectores ligados al Partido Republicano de Estados Unidos. Con este escenario, no es de extrañar que estén inquietas las más de diez mil empresas que exportan servicios a Estados Unidos, y todas las que tienen presencia allí. El único partido español que ha comprado acciones de Trump en el mercado de relaciones internacionales ha sido Vox: a partir de enero Abascal tendrá línea directa con la Casa Blanca como presidente de la plataforma de política europea Patriotas por Europa. Y ¿cómo afectará este mandato a Europa? Trump ha dicho que no defendería a los aliados europeos a menos que gasten más en su propia defensa, ha expresado escepticismo sobre la magnitud del apoyo estadounidense a Ucrania y ha propuesto aranceles a las importaciones que perjudicarían a los fabricantes europeos decadentes por falta de competitividad. Su elección es una nueva fuente de ansiedad en un momento en que Europa ya está lidiando con la debilidad de sus dos mayores potencias, Alemania, cuyo gobierno acaba de desintegrarse, y Francia, la inmigración descontrolada y la deuda la corroe.
Entre las primeras medidas económicas que el nuevo presidente de la Casa Blanca tiene previsto tomar, se encuentra la reducción a la mitad el Impuesto de Sociedades, además de imponer aranceles universales que oscilarán entre diez y vente puntos porcentuales. Respecto a las políticas energéticas, Trump dice definitivamente adiós a la “gran estafa del clima, por la que Occidente debe empobrecerse para que China e India puedan seguir emitiendo dióxido de carbono como si no hubiera un mañana”. Confía en su sobrada experiencia en la fracturación hidráulica, en la energía petrolera y en la eficiencia de la nuclear. Por otro lado, está en contra de despropiar activos vía impuestos, en contra de la imposición del dinero digital y a favor de la IA, pues, “la inteligencia artificial es nuestra” (dice, Trump). Estas políticas enfurecen a los devotos del cambio climático y ponen muy histéricos a las instituciones de la UE. En cualquier caso, habrá que andar el tiempo para evaluar, consecuencias, efectos y afectos. El pulso ya ha empezado.