«En Gijón estamos acostumbrados a la escucha, no a la acción. Con solo el acto de oír se da una pátina, perdiendo brillo a pasos agigantados, de que se tiene en cuenta a la ciudadanía, pero nada que ver con lo que es una participación efectiva y real de los diferentes agentes»
La gran labor de los diferentes agentes ha hecho posible la declaración de la cultura sidrera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. No ha sido fácil. Mucho trabajo hay detrás de la sonrisa de la consejera que iluminó la UNESCO. Su consecución refleja lo que es un equipo y lo que significa el mismo para conseguir los objetivos que se pretenden dentro de las organizaciones, sean empresas o administraciones públicas. La labor realizada por la Consejería es ejemplo claro de una manera de gobernanza acorde con los tiempos. La participación, con la que tanto se llena la boca nuestro Ayuntamiento, no es solamente tener espacio de hablar, comentar y proponer; es también hacer saber, a quien habla, que lo escuchado no solo se tendrá en cuenta, sino que se realizará un trabajo conjunto tras la decisión política de llevarlo a cabo. En Gijón estamos acostumbrados a la escucha, no a la acción. Con solo el acto de oír se da una pátina, perdiendo brillo a pasos agigantados, de que se tiene en cuenta a la ciudadanía, pero nada que ver con lo que es una participación efectiva y real de los diferentes agentes. ¿Se escuchan a las asociaciones de vecinos y vecinas? Sí, sin duda. ¿Participan en la acción? No. ¿Es eso participación o solo es escucha para decidir? Eso hay que cambiarlo y tienen, en la manera de llevar a cabo la enorme labor para conseguir la declaración de la UNESCO, un ejemplo a seguir. Es verdad que Foro y PP escuchan, hay que valorarlo, ahora se tienen que atrever a que todas las partes formen parte de la acción en pro de un beneficio común.
Aparte de esto, clave para la buena gobernanza, se debe pensar sobre la situación de quien lidera la ciudad. Para que el vocablo equipo refleje a un verdadero grupo de personas hacia un objetivo conjunto, debe tener una finalidad compartida. PP, Foro y el candidato de Vox no pueden englobarse dentro de esa palabra maravillosa que significa comunidad. No son equipo de Gobierno. Son Gobierno repleto de cuitas entre bambalinas. Son concejalías aisladas que pretenden brillar en el cielo gijonés para, o bien aferrarse a los lugares mullidos, o bien para dar pasitos adelante en la foto o en su partido. Pelayo Barcia abrió un melón con demasiadas pepitas en tiempos navideños. Más pronto que tarde se escucharán cornetas que llamen a contienda y veremos qué hace la alcaldesa, si liderar para un mañana o dar un pasito al lado y que los tenientes generales se dediquen a la guerra, porque sean ellos los que se jueguen el cocido de una próxima candidatura incierta.
El equipo de la Consejería de Cultura, Deporte y Política Lingüística sí es un bloque unido y lo hace ver a la sociedad que busca en los liderazgos una gestión de personas fundamental para la consecución de lo pretendido. La consejera va de la mano de las Direcciones Generales en el despacho y en la representatividad. Una imagen de unidad y de trabajo que se percibe, se ve y da mucha confianza para luchar por todo aquello que aborden. La política también es la imagen que habla, y en el Principado la cultura grita trabajo, respeto, igualdad y cariño. No ocurre igual en la ciudad.
La cultura en Xixón tiene una concejala de la que dependen un director de la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular (FMCEyUP) y un director de Juventud y Proyectos Educativos, además existe un presidente y gerente de la empresa pública Divertia. Es decir, una mujer y cuatro hombres son los que tienen la responsabilidad de gestionar un derecho de la humanidad en la ciudad. Podrán vender igualdad hablando de porcentajes y actuaciones, pero la batalla contra la desigualdad también se traza en los puestos de responsabilidad que generan miradas y referentes. Menos mal que el personal de las diferentes casas son agentes activos por una igualdad efectiva y real en el mundo de la cultura, si no la imagen sería una estructura, la cúpula política que toma decisiones, desigualitaria.
Las imágenes hablan. También pueden gritar. En otro orden de cosas o, mejor dicho, en la misma: equipo. El director de proyectos no acompaña a la concejala ni en el ascensor con las escaleras recién fregadas. Es tremendo como quien su sueldo anual asciende a 61.424 euros no ejerce la representatividad que debería tener sin que no sepamos muy bien por qué: por menosprecio de la concejala o porque, para él o para quien lidera, no tenga mucho que hacer. El director de la Fundación, 56.293 euros, está de la mano constantemente de Ana Montserrat López, mientras la otra pata más remunerada, se entiende que en el sueldo está la responsabilidad, no asoma por lugar alguno. Las dos personas fueron elegidas por libre designación sin concurrencia. Es decir, alto sueldo de un directivo, elegido por libre designación, sin presencia representativa en la ciudad y con un mínimo presupuesto para gestionar sus competencias, es la realidad de una parte de la Fundación cuya presidenta es la concejala de Cultura. Debemos pensar qué ocurre en esa casa en donde desde las ventanas se escuchan las discrepancias sufridas diariamente por la ciudad.
Por último, siguiendo hablando de equipo… En el equipo cultural está el representante de la extrema derecha en las papeletas del 2019. El publicado número dos de Vox está trabajando, o debería, por la cultura de esta ciudad. Gestiona un elemento básico para Xixón una persona que se presentó a las elecciones bajo un programa nacional que considera que la multiculturalidad es un elemento negativo para los países, o que se deben potenciar iniciativas culturales para combatir “leyendas negras”. Además, uniendo con lo anteriormente dicho sobre igualdad, quien gestiona una de las herramientas fundamentales para cambiar el mundo defendía un programa que negaba la violencia de género, proponía medidas para combatir la brecha maternal o abogaba por la eliminación de los planes de igualdad en las empresas. Para terminar de describir, en el último Pleno votó a favor de mermar un derecho de las mujeres: el aborto. Esa persona está jugando en el equipo de la gestión cultural de la ciudad y tiene la potestad de definir la programación de la misma, junto al Consejo de Administración que la aprueba, para eso hicieron los cambios oportunos: para que el gerente pudiera gestionar lo que durante meses no hizo y el presidente deshacer.
Qué importante es el equipo para avanzar… En Asturias se logra la declaración de la cultura sidrera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad gracias a la unión de todos y con el empuje de una estructura perfectamente capitaneada por la consejera. Aquí, en Xixón, juegan con la misma camiseta alguien que no se ve, una persona que se ha olvidado del ayer, otra proveniente de papeletas ultraderechistas, otra que gestionaba sin competencias ni responsabilidades durante meses, capitaneado y colaborando en la coordinación por quien, tras varios años ostentando la concejalía, todavía tiene que demostrar que es capaz de llevarla a cabo. De momento, liderazgo de equipo no se le ve. Equipo de Gobierno en cultura, tampoco. Esperemos que llegue, por el bien de la ciudad, una cosa y otra. Si lo hace, lo celebraremos con un culín.