El rastro del joven, de 23 años, se perdió el pasado 25 de diciembre, después de que el 23 comunicase a su hermano que se hallaba en el Casetón de Ándara, que iba a iniciar el descenso hacia Sotres y que soplaba ventisca
Esperanza. Esa es la palabra que, este viernes como ayer, insufla ánimos a los integrantes del operativo de rescate implicado en la búsqueda del montañero leonés desaparecido desde el 25 de diciembre en los Picos de Europa. Esperanza y, por supuesto, determinación. Porque, tras la suspensión de las labores de rastreo que exigió ayer la caída de la oscuridad, a partir de las 17.15 horas, todos los efectivos están regresando hoy a las laderas de la montaña. Efectivos civiles, policiales y, desde hoy, también castrenses, pues, a petición del Gobierno cántabro, la Unidad Militar de Emergencias (UME) se integrará en el dispositivo, reforzando el papel que ya realizan efectivos de Bomberos del Principado, de Cantabria y Castilla y León, y agentes del Grupo de Intervención y Rescate en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil. Todos ellos, decididos a dar con el rastro del alpinista, en cuya última comunicación, hecha el día 23 desde el Casetón de Ándara, en suelo cántabro, indicaba a su hermano que se disponía a descender hacia la localidad asturiana de Sotres, y que soplaba ventisca.
Según han confirmado fuentes de la Benemérita, a partir de Sotres el plan de acción del joven era proseguir hasta el refugio de Collado Jermoso, con final en Covadonga, si bien existía la posibilidad de que, en función de las condiciones meteorológicas, pudiera variar el destino a otro punto de recogida. Habría sido el colofón de un periplo en solitario que comenzó el pasado 21 de diciembre en la población cántabra de Bejes, y que le habría llevado a ascender a lo alto de algunas de las cumbres del macizo oriental de los Picos de Europa. Con esos datos sobre el tablero de juego, hasta ahora los esfuerzos de los se han centrado en las zonas de Canal de Jidiello, Vegas de Sotres, Urriellu, Refugio de Collado Jermoso y Lagos de Covadonga, antes de dar el salto a las áreas de Vega de Ario, Canal de Trea, Canales de Juarande, Sitendre y Los buitres en Asturias, y Bejes y Zona de Ándara en Cantabria. Todo ello, por tierra y desde el aire, valiéndose de helicópteros y de drones, aunque, por el momento, sin lograr el ansiado feliz desenlace.