El ex presidente del Principado y fundador de Foro ha completado la primera sesión del interrogatorio dentro del proceso por su presunta apropiación indebida de 181.648 euros del partido, acusación que tacha de «ridícula»
Muchos y variados son los adjetivos que, a lo largo de su amplia carrera política, han acumulado la manera de ser y el desempeño de Francisco Álvarez-Cascos. Y hoy uno de los más a menudo repetidos en aquellos años ha vuelto a tomar voz en un buen número de bocas: «desafiante«. Esa es la actitud que el ex presidente del Principado, ex vicepresidente del Gobierno central y fundador de Foro ha demostrado esta mañana, durante la primera sesión de interrogatorio prevista en el marco del proceso por su presunta apropiación indebida de más de 181.648 euros del partido. Acusaciones todas que no ha dudado en tildar de «ridículas«, y a las que ha reaccionado con una mezcla de incredulidad y enfado.
«Me resulta muy ridículo que, a mis 77 años y tras toda una vida dedicada a la política, esté dando explicaciones sobre tickets de 42 euros«, ha comentado ante el tribunal, en respuesta a las preguntas formuladas por el Ministerio Fiscal y por Luis Llanes, abogado de la acusación particular; es decir, de Foro. La sesión, que comenzó a las 11.15 horas, hubo de ser suspendida a las 13.30, dejando para el jueves el turno de interrogatorio del letrado defensor de Álvarez-Cascos, Luis Tuero. Sin embargo, esas dos horas escasas han permitido al acusado dejar clara cuál es su posición sobre el asunto. «Esta querella es lo más triste que me ha pasado en la vida«, ha afirmado, antes de reiterar la ridiculez, a su juicio, de todas las acusaciones.
Ese criterio no es compartido, desde luego, ni por la Fiscalía, ni por la acusación particular, que señalan al ex dirigente asturiano como autor de dos delitos de apropiación indebida. El primero, por cargar sobre las arcas de Foro gastos personales por valor de 7.793,22 euros, incluida la compra de una cama, entradas para el Museo Thyssen y la Copa Davis, comida a domicilio y otros artículos. Respecto al segundo, más complejo, implicaría el alquiler fraudulento de varias oficinas y garajes en un inmueble del Paseo de la Castellana, propiedad de su mujer, que exigió al partido el pago de otros 173.855,70 euros. Por todo ello, se pide que cumpla una condena de tres años y medio de prisión.
El tiempo que ha permanecido esta mañana en el tribunal ha permitido a Álvarez-Cascos profundizar sobre algunas de las cuestiones que integran tales acusaciones. De entrada, ha negado categóricamente haber sido el creador de las siglas ‘FAC’ (Foro Asturias de Ciudadanos), aunque sí ha concedido que fue en la fundación de la formación cuando se estableció la retribución que iba a recibir, en la que, además del sueldo, se incluían otros gastos porque «las responsabilidades económicas de Foro con mi persona no se podían separar«. En todo caso, ha matizado que tales condiciones «no se apuntan con papel y lápiz», sino que se basaban en «la palabra de personas que confían las unas en las otras»; en cualquier caso, esta mañana ha recalcado que desde el principio se comprometió «pagarle un sueldo más las cantidades» que le permitiesen mantener su nivel de vida anterior a la fundación de Foro.
«Se pactó ahorrar y ser eficiente en la gestión, y así se reconoció en todas las inspecciones el Tribunal de Cuentas, sin salvedades», ha apostillado Álvarez-Cascos, que en varias ocasiones ha recordado que jamás disfrutó ni de vacaciones, ni de horas extra. En este punto comenzaron las preguntas expresas sobre algunas de las adquisiciones de bienes y servicios sobre las que se construye la acusación, como las facturas de billetes de tren para él y sus hijos, estancias en hoteles, comidas en restaurantes o tickets de pedidos a diferentes establecimientos de comida rápida; en muchos casos a nombre de su ex mujer o de algunos de sus hijos. Cascos ha justificado todos estos gastos recordando la carencia de vacaciones y extras, por lo que entendía como lógico y normal que Foro pagara las comidas familiares porque tenía que estar con ellos. Más espinosa ha sido la cuestión de las entradas a la Copa Davis, que el ex presidente de Asturias disfrutó con sus hijos. Según él, no fue un acto de placer, y «ese día también asistieron otras personas de Foro, no sólo yo»; en cuanto a sus hijos, se ha defendido argumentando que «para un dirigente político es muy importante transmitir una imagen de familia«.
Parecida ha sido su explicación sobre el gasto en las entradas del Museo Thyssen, insistiendo en que Foro debía pagar esos gastos porque «procuraba, como presidente, dar una imagen de prestigio». Con respecto a ciertas facturas, como una de El Corte Inglés referente una cama, pero que Cascos ha calificado como tresillo, o la concerniente a la obtención de cierta licencia de pesca, las ha atribuido a «errores». Y, de nuevo, la cuerda se ha tensado al abordar determinados viajes a Coruña; sobre ellos, Álvarez-Cascos ha detallado que acudió a la ciudad gallega «a pedir mediación y ayuda a gente del PP que había en Galicia con la que se podía hablar». Eso sí, ha omitido facilitar identidades. «Todos saben quien era el presidente de la Xunta de Galicia, o el del Consejo de Estado; no voy a dar nombres ahora. Era gente con la que se podía hablar, no como los que estaban en Madrid«, ha ampliado. Y ha repetido que en este caso, como en otros anteriores, «yo no tenía vacaciones, así que a muchos viajes venía mi familia». Finalmente, ha salido a colación un viaje más a Galicia, al ser citado como testigo en el juicio del ‘caso Prestige’, y cuyos gastos también sufragó Foro porque «consideraba que era lo que correspondía».
Las últimas cuestiones sobre las que ha testificado han sido los alquileres de un bloque de oficinas en el Paseo de la Castellana, propiedad de su mujer, para utilizar sus dependencias como sede de Foro. «Ofrecimos desinteresadamente ese despacho«, ha comenzado, aunque aclarando que «Foro no tenía ahí personal; ese despacho ni me producía dinero, ni me hacía perder dinero». En los compases finales del interrogatorio ha descartado que se tratase de un alquiler ficticio, como señala la Fiscalía, y ha alegado que «simplemente le daba prestigio al partido. Era para eso, por prestigio«.