Se trata del segundo ejemplar recogido en las costas asturianas en lo que va de mes. Los expertos critican la falta de necropsia de los animales por parte del Principado: «Son un termómetro interesante para ver qué está pasando en el mar»
Este miércoles aparecía de nuevo un ejemplar muerto de ballena en la costa asturiana. En esta ocasión parece tratarse de un rorcual común juvenil, hallado ya muerto en la playa de Lastres. “Sospechamos que pueda ser uno de los tres que fueron avistados en la vertical de Gijón, dos adultos y uno juvenil», explica a miGijón el naturalista Luis Laria, presidente de CEPESMA. Según el experto, los ejemplares adultos de esta especie pueden llegar a medir hasta 22 metros. En esta ocasión, y debido al mal estado del cuerpo, podría llevar muerto “uno o dos días” antes de ser encontrado.
El incidente sigue al descubrimiento de otra ballena, a principios de mes, en Asturias, en concreto en la costa gijonesa. En aquel caso se trataba de una ballena yubarta, también conocida como ballena jorobada, mucho menos habitual en las aguas asturianas que el rorcual común. «La mandaron, sin hacer necropsia al vertedero. El Principado primero dejó que se descompusiese atada en El Musel y luego la recogieron y a Cogersa. Es una pena que esto sea así, porque con su estudio y análisis podríamos obtener mucha información sobre el estado del agua. Este tipo de poblaciones de cetáceos son un termómetro muy interesante para ver qué está pasando en el mar”, cuenta el también creador del Centro de Recuperación de Especies Marinas y del Aula del Mar de Luarca.
Laria, quien lleva más de 20 años trabajando con varamientos, revela así la frustración por la falta de acción de las autoridades locales: «Me da coraje que ahora que esto está en manos del Principado no se haga nada. Es algo que no pasa en el País Vasco o en Galicia, donde son referente en esta materia». Así, Laria señala que es habitual que estos animales fallezcan tras ingerir plásticos, una amenaza constante para la fauna marina. Por ello, el análisis de los cuerpos podría proporcionar información valiosa tanto sobre el estado de los mares como de la presencia de contaminantes.