Si Andrés Ruiz sale vencedor, Carmen Moriyón y Adrián Barbón serán seguro los ganadores de las próximas elecciones. La oportunidad está sobre la mesa
Desde la mirada de un afiliado comprometido y observador de excepción de esta contienda interna, no dejo de asombrarme por el desarrollo de la campaña del PP en Gijón. Es inevitable notar la diferencia entre los dos proyectos que se disputan el futuro del partido. Por un lado, la candidatura de Andrés Ruiz, un diputado regional que ha sabido garantizarse una carrera política sostenida en el tiempo y por otro, la opción que realmente representa la renovación y la ilusión: la candidatura de José Manuel del Pino.
Mientras la lista que parece oficialista de Ruiz da la sensación de noqueada, con apenas ideas, poca energía y un discurso bastante hueco, la alternativa de Del Pino emerge con fuerza. Una candidatura compuesta por profesionales liberales de prestigio, que desde el inicio de la campaña ha sorprendido con un programa sólido, bien estructurado, con diez acciones concretas que marcan un camino claro hacia la regeneración del PP en Gijón. Cada día, este equipo nos ofrece nuevas propuestas que podemos leer en la prensa, captando el interés de una militancia que, por fin, ve una posibilidad real de cambio.
El 8 de febrero, los afiliados decidiremos qué queremos hacer con nuestro partido. Pero la falta de ideas y empuje en la candidatura de Ruiz no es casualidad. Hasta hace apenas dos meses, él mismo manifestaba su reticencia a postularse. Al parecer, no tenía ni ganas, ni proyecto, pero parece ser que alguien le obligó a dar el paso. Y claro, la improvisación se nota. Sin plan concreto, poco rumbo y mala visión de futuro. Su única propuesta ha sido una convención que intenta imitar burdamente los formatos americanos, sin contenido real, sin sustancia, sin alma. Además, de la inaceptable serenata que ha dado con la celebración de un debate, totalmente ilógico en un proceso interno, y que ha parecido su obsesión esta campaña. De seguir así con esta ‘matraca’, puede ir camino de convertirse en la canción del verano. Y lo peor: sin que nadie en su equipo que tenga el valor de decirle que está cometiendo un grave error.
Uno se pregunta qué estarán pensando en la sede nacional del PP sobre el perfil de quien aspira a liderar la agrupación en la decimoquinta ciudad más poblada de España y la primera de Asturias. La diferencia con José Manuel del Pino es abismal. Sin un largo historial en política, pero con una trayectoria profesional sólida y respetada, ha trabajado durante cuatro años en la construcción de un proyecto que está generando una auténtica ola de ilusión entre los afiliados. Con humildad y tesón, ha demostrado una capacidad extraordinaria para formar un equipo fuerte, cohesionado, con experiencia, talento, que trasmite ilusión y compromiso por transformar el partido.
Del Pino propone una renovación sensata, integradora, capaz de combinar la frescura y entusiasmo de los jóvenes con la experiencia y sabiduría de los veteranos. Su programa no es una simple lista de promesas, sino un verdadero plan de acción que podría marcar el inicio de un nuevo PP en Gijón, un partido que inspire confianza y que vuelva a ser una alternativa real de gobierno. Si este proyecto se materializa, no hay duda de que el PP gijonés puede volver a aspirar a conquistar la alcaldía en las elecciones de mayo de 2027, y lo que es mejor, a ilusionar a todos los afiliados y simpatizantes del PP gijonés.
Además, si gana Del Pino, podría ser el arranque de la conquista de Asturias para el Partido Popular y la dirección regional no debería perder esta oportunidad. Si la dejamos pasar y Ruiz sale vencedor, Carmen Moriyón y Adrián Barbón serán seguro los ganadores de las próximas elecciones. La oportunidad está sobre la mesa. Ahora, los afiliados tenemos la palabra el día 8 de febrero.
Guillermo Herrero, afiliado del Partido Popular de Gijón