La apuesta de Rouco, muy contestada en el Pleno, sólo logró el apoyo del concejal no adscrito, Oliver Suárez, y del PP, tras aceptar Vox una enmienda de los populares para reemplazar la supresión directa de la entidad por el estudio de impacto de la misma

Todos los estudios y estadísticas lo confirman: la vivienda o, mejor dicho, las dificultades que entraña el acceso a la misma se han convertido en el foco de preocupación más importante para los españoles. Ante semejante coyuntura, la última propuesta del Grupo Municipal de Vox, para nada novedosa, pero sí poco oportuna a juicio de sus detractores, revolucionaba ayer los ánimos durante el Pleno ordinario de febrero. Poco después del comienzo de la sesión, la portavoz de dicho partido, Sara Álvarez Rouco, solicitaba el apoyo de las demás fuerzas para disolver la Empresa Municipal de Vivienda (EMVISA) y la absorción de sus funciones por parte de la Fundación Municipal de Servicios Sociales (FMSS). No satisfecha con ello, la líder de Vox aderezaba su sugerencia con dos más: la solicitud al Principado de crear una línea de ayudas para propietarios en caso de impagos o de ‘okupaciones’, y la reclamación al Gobierno centra de la derogación de la Ley de Vivienda. Tres líneas de actuación tumbadas tras toparse con el rechazo frontal de la oposición de izquierdas y de Foro, pero no del concejal no adscrito, Oliver Suárez… Ni tampoco del PP, que dio su voto después de que Rouco aceptase una enmienda por la que se aplazaba la supresión directa de EMVISA hasta la realización de un estudio que confirmase, o no, los beneficios de la misma.
El debate en torno a esa idea comenzó no con intervención política alguna, sino con la de Carmen Escandón García, designada representante de los trabajadores de las empresas municipales de Gijón. Visiblemente enojada y crítica con la apuesta de Vox y el apoyo del PP, Escandón dejó meridianamente claro que «no toleraremos ataques hacia el empleo público», y recordó que, «en la búsqueda de soluciones, no sobran más que las ideas peregrinas de quienes dicen resolverlo desde el desconocimiento, el populismo y la demagogia«. La emotividad de sus palabras fue creciendo minuto a minuto, hasta el punto de recalcar a todos y cada uno de los concejales presentes en la sala, incluida la alcaldesa, Carmen Moriyón, que, «cuando ustedes se hayan ido, este Ayuntamiento, y las empleadas y empleados públicos que le servimos, seguiremos aquí. Tengan en cuenta ese detalle, y dennos la misma consideración y respeto que ustedes merecen«.
«EMVISA y la FMSS trabajan para prestar servicios comunes; ambas tienen un marcado carácter social, aunque una, la Fundación, desde un punto de vista más amplio»
Sara Álvarez Rouco, portavoz de Vox
Salvo por un rápido «esto no es ningún ataque; sólo es una propuesta», proferido a modo de disculpa, la aportación de Escandón no pareció hacer mella en Rouco. La portavoz de Vox aclaró que «el concepto de derivar ciertas responsabilidades del Consistorio a empresas municipales nos parece válido«, pero siempre «condicionado a los resultados; y no siempre se consiguen los mejores resultados«. Ese afán de eficiencia demostró ser el puntal de su argumentación, construida sobre el convencimiento de que «EMVISA y la FMSS trabajan para prestar servicios comunes; ambas tienen un marcado carácter social, aunque una, la Fundación, desde un punto de vista más amplio«. Las razones de Rouco encontraron puntal en Guzmán Pendás, concejal de Servicios Sociales y Vivienda. El edil del Partido Popular (PP) puso el foco en su petición de un estudio de viabilidad previo al desmantelamiento de EMVISA, imprescindible a tenor de que «la Ley de Vivienda está cambiando los arquetipos y los procesos; el, más mínimo error podría tener consecuencias catastróficas«. Ahora bien, Pendás condicionó la disolución de la empresa municipal a la existencia de «garantías de que con menos recursos obtendremos los mismos resultados. Queremos un servicio menos burocrático, más ágil y que dé servicios mejores a los ciudadanos».
Si bien el tercer y último apoyo de la propuesta, Oliver Suárez, optó por permanecer en silencio, no hizo lo mismo la portavoz de Podemos, Olaya Suárez, quien atacó a Rouco inquiriéndole «cuáles son exactamente sus propuestas en materia de vivienda«, y acusándola de «hablar sólo para destruir». Tras ella tomó la palabra su homólogo de Izquierda Unida (IU), Javier Suárez Llana, igualmente para consultarle a la líder de Vox «cómo pueden atacar la empresa de la vivienda con la crisis de la vivienda que hay en esta ciudad. ¿Dónde está la duplicidad entre entidades? ¿Qué se ahorraría fusionando? Nada, porque no hacen lo mismo». No en vano, ahondó Suárez Llana, hoy por hoy «EMVISA gestiona 213 viviendas; eso no sólo nunca lo haría la FMSS, sino que no lo podría hacer el Ayuntamiento«. Por parte del PSOE, la concejala Natalia González desvió el punto de mira hacia el PP, al que recordó que «hace dos meses aprobamos que íbamos a reforzar EMVISA. ¿Qué ha pasado ahora? ¿Un Congreso del PP en el que se han decidido a orientarse hacia la extrema derecha?«. Sin embargo, el más tajante fue Jesús Martínez Salvador, edil de Urbanismo y portavoz de Foro. «En el seno de nuestra formación hemos hecho todos los estudios que consideramos necesarios sobre cuál es al mejor forma de que este Ayuntamiento funcione y, en la actualidad, no consideramos necesaria ninguna disolución; quizá convendría reforzar, no implementar cambios que cuestionen su funcionamiento«, zanjó, desacreditando a su socio.
«A mí también me llaman ladrona, y yo no les interrumpo a ustedes (…). Esto es la democracia, y ahí te quiero ver»
Carmen Moriyón, alcaldesa de Gijón, dirigiéndose a los portavoces de IU y Podemos
Con la aritmética dejando claro el resultado de la votación, y la cuestión aparentemente zanjada, a la función aún le quedaba un último acto antes de la caída del telón. En su réplica de cierre, Rouco alegó que, «como siempre, las izquierdas, están montando un circo», y espetó a los representantes de IU y de Podemos que «Gijón no es de izquierdas. ¿Se creen que todo el mundo piensa como ustedes? Están llenos de estereotipos y falsedades, al más puro estilo matón«. Al escuchar esa última palabra, Olaya Suárez y Javier Suárez Llana comenzaron a intercambiar expresiones de rechazo, a afear su falta de educación a Rouco y a pedir la intervención de la alcaldesa… Y Carmen Moriyón así lo hizo, aunque no en el sentido que los dos partidos de izquierdas esperaban. Antes de permitir a Rouco que prosiguiese, la regidora censuró a los portavoces de IU y de Podemos que «a mí también me llaman ladrona, y yo no les interrumpo a ustedes. No les gusta la palabra ‘matón’, pero a otros no les gustan los términos que ustedes usan. Esto es la democracia, y ahí te quiero ver«.