Con más de mil firmas en apoyo a su causa recopiladas, la plataforma exige la restitución de Pablo de Soto como director, una menor injerencia del Patronato en las decisiones profesionales, y los medios y recursos necesarios para desarrollar su labor
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La comunidad artística que orbita alrededor de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial está harta. Harta. Cansada de una dinámica que, opinan sus miembros, impide no ya el crecimiento del centro, sino su correcto desempeño regular; de un intervencionismo, por parte del Patronato, incompatible con la profesionalidad y con la salud democrática; de las sucesivas salidas de directivos, hasta cinco en poco más de una década… Y el cese del último de ellos, Pablo de Soto, ocurrido a principios de este mes, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de dicho colectivo. Por eso una representación del mismo, agrupada en la plataforma ‘PuxaLABoral’, comparecía ayer lunes en la sede de la Sociedad Cultural Gijonesa, ubicada en la Antigua Escuela de Comercio, para exigir no sólo la restitución de De Soto, sino un cambio integral en los modos y maneras que llevan dominando el devenir de LABoral desde hace demasiado tiempo. Una reivindicación amplia y ambiciosa, cierto, aunque construida sobre las más de mil firmas de apoyo a su causa recopiladas hasta la fecha, proporcionadas tanto por individuos particulares, como por equipamientos culturales en bloque.
«Somos una colección de cabreos«, bromeaba Román Torre, designado portavoz de los integrantes de la plataforma, para resumir el sentir general, compartido por la veintena de simpatizantes que le acompañaban. Y lo cierto es que, si se tira de hemeroteca, las razones para ello abundan… Aunque, como recordó Torre, ‘PuxaLABoral’ se fundó en 2021, en respuesta al cese de la difunta directora artística Karin Ohlenschläger y de la gerente Lucia García, las primeras señales de alarma saltaron en 2009, cuando Erich Berger abandonó voluntariamente la dirección sin haber completado su mandato. A aquella primera salida siguieron otras como la del programador Pedro Soler, en 2011, o la del director Oscar Abril, en 2015. «Algo falla en el Patronato cuando sobre sus espaldas se cuentan cinco destituciones en poco más de diez años; cuando, en los momentos en los que LABoral goza de mayor prestigio y vinculación por parte de la comunidad, se omiten las soluciones a favor del centro y se descabeza de nuevo al mismo«, prosiguió Torre, leyendo el contenido de la carta suscrita por los firmantes. Una declaración que, en último término, esconde una realidad sintetizada por el portavoz: la pérdida de confianza no sólo en el Patronato de LABoral, sino en el conjunto de la Consejería de Cultura del Principado.
Así las cosas, desde ‘PuxaLABoral’ exigen un giro radical de timón, por medio de cuatro peticiones directas. En primer lugar, que se permita a los directores del espacio desarrollar sus cometidos «de forma profesional y sin interferencias», así como proporcionar a LABoral «los medios adecuados para un centro de sus características«, tanto humanos como materiales, y lograr el compromiso de las Administraciones para «mantener debidamente el centro y sus infraestructuras«. Por último, si bien no menos importante, los miembros de la plataforma piden que se potencie «la calidad democrática de la gobernanza del Patronato, garantizando la participación del comité científico con voz y voto suficiente para que su presencia no sea testimonial». Un comité que, de justicia es recordarlo, perdió voluntariamente a varios de sus componentes pocos días después de notificarse el despido de De Soto. Y también sobre ese último hecho, verdadero detonante de la actual marea de oposición al Patronato y a la Consejería, se refirió ayer Torre, confirmando que el aludido estaría dispuesto a aceptar su restitución en el cargo, si bien todos asumen que «puede ser una cosa complicada».