
El legado dejado en Gijón por Alberto Alonso Blanco, ‘Rambal’, inspiró el atuendo ‘antroxero’ con que se dotó ese año a la efigie que domina la plaza del Marqués

¿Quién no ha vista la película ‘Amanece que no es poco’?
La cinta del cineasta manchego José Luis Cuerda, grabada en Albacete, es tan absurda como surrealista y genial.
Si lo pensamos bien, el discurrir de qué disfrazar a nuestra ‘estatuona’ de la plaza del Marqués podría ser perfectamente una escena de dicha película, donde el delirio de los habitantes de uno de los pueblos llamados ‘la Suiza manchega’ tiene la misma magnitud, para los forasteros, que encaramarse a una grúa y vestir de lo que tercie al rey Pelayo.
Los hombres salían del bancal, y había que arrancarlos y trasplantarlos para que no chuparan la tierra. Cuanto antes, mejor, porque si empezaban a hablar, la cosa estaba ‘chunga’, y la cosecha, arruinada.
Pero no, no vamos a contar la peli porque habíamos quedado en un principio que la habían visto y, seguramente, más de una y dos veces. Por haber, hay hasta entregados fans que se hacen llamar ‘amanecistas’.
Aquí, en Gijón, también tenemos personajes inolvidables e irrepetibles, como ‘Rambal’, el querido vecino de Cimadevilla, fallecido de forma trágica en el año 1976, y para el que siempre se pidió justicia.
Esta última nunca fue posible, pero sí el devolver a este servicial vecino su lugar en el barrio alto. Desde el año 2023 tiene una estatua en la plaza de Arturo Arias.
A él fue dirigido el pregón del año que hoy recordamos. Hasta su madre, Concha ‘la Guapa’ resucitó para reivindicar a los cuatro vientos las tareas que solía hacer su hijo, que siempre estuvo ‘fuera del armario’.
Hay libros escritos sobre él, documentales, cortometrajes e, incluso, el mismísimo artista Rodrigo Cuevas le dedicó una canción titulada ‘Rambalín’, ocupándose también de ser el maestro de ceremonias cuando se inauguró su estatua.
No es tan famoso como nuestro ‘hombre bancal’ de bronce, pero casi. Porque sí, nuestro ilustre caudillo ‘tuvo una berza’ descomunal durante todo el Antroxu.
Enterar, con o sin berza, seguro que se enteró de todo, aunque no sabemos a ciencia cierta si salió del bancal, o si sigue dentro.