Ángela Pumariega visitó las instalaciones del laboratorio de innovación ciudadana del Ayuntamiento, donde sus responsables Fran Flórez y Lara Díaz explicaron con detalle su labor y las posibilidades del espacio con sede en el edificio CRISTASA en La Calzada; «Es un sitio casi mágico, porque se hacen realidad las ideas», destacó la vicealcaldesa

Impresoras 3D, cortadoras láser, plotter de corte de vinilo o plancha térmica son algunas de las herramientas que el Centro Maker pone a disposición de empresas y ciudadanos para hacer realidad sus ideas. Un centro de fabricación digital que cumple 10 años este 2025 ya consolidado, como demuestran sus 100 reservas mensuales, y que pone ahora su objetivo en «abrirse más a la ciudadanía y salir más del barrio», expone Fran Flórez, responsable junto a Lara Díaz de este laboratorio de innovación ciudadana del Ayuntamiento a través de Gijón Impulsa gracias a una colaboración público-privada con The Red Door Lab.
Ambos recibieron esta mañana a Ángela Pumariega, vicealcaldesa y concejala de Economía, Empleo, Turismo e Innovación, en las instalaciones situadas en el edificio CRISTASA, en La Calzada, para mostrarle con detalle todo su equipamiento y las posibilidades que ofrece, visita en la que participaron también representantes de colectivos como Mar de Niebla, que trabaja de manera estrecha con el Centro Maker. «Comenzamos con máquinas de inversión bastante limitada, pero que es complicado que tener en casa, en una pequeña empresa o en un pequeño espacio», relató Flórez, quien relató que «durante 10 años hubo una evolución. Al principio era mucha consultoría, mucha formación y poca fabricación», lo que fue variando con el paso del tiempo.
Ahora cuentan con «una media de 100 usos al mes, reservas» procedentes de «personas, empresas, empresas pequeñitas, empresas enormes, emprendedores… De todo tipo». «El modelo de funcionamiento es muy sencillo. La gente llama o entra por la puerta y nos dice ‘quiero hacer esto’. Lara, que es la que recibe, le hace un acompañamiento, una consultoría, podríamos denominar, de fabricación», explicó, en la que el usuario se informa de cuáles son los materiales que necesita, las mejores máquinas y el proceso de fabricación más rápido.

Mientras una impresora 3D realizaba una espectacular réplica de ‘La lloca’, Flórez fue mostrando a los presentes algunos objetos realizados recientemente en el Centro Maker, como una intervención artística de reciclaje de cámaras de fotos antiguas, una personalización de equipos de protección individual (EPI), un elemento de la señalética del espacio de Mar de Niebla y los trofeos de los Premios Impulsa o uno elaborado por los alumnos del CP Miguel de Cervantes para una carrera solidaria para agua en Madagascar, entre otros. A continuación, procedió a explicar las máquinas con las que se realizaron, impresoras 3D, «que son muy baratas de compra y mantenimiento. El plástico es muy barato, el kilo no llega a 20 euros, por lo que es muy asumible para empezar a emprender con esto. Hay gente que aquí hace el producto final y otra que hace prototipos».
Pero las estrellas del Centro Maker son las cortadoras láser, «porque son las máquinas más caras». Éstas se utilizan mucho «para grabado», comenta. También están los plotter de corte vinilo, «que permite dos tipos de usos: pegatina, vinilo, son muchos los comercios del barrio que vienen a fabricar la pequeña pegatina o el pequeño cartel porque al final les sale muy bien de precio; y el vinilo textil». Se completa el Centro Maker con una máquina de chapas, una de tazas y otras pequeñas de electrónica «que ayudan un poco a hacer los proyectos», además de herramientas.

«Nos sentimos muy acogidos y encantados de seguir aquí», confesó en la parte final de la visita Flórez, que apuntó que «el cambio de Laboral aquí fue espectacular. Mira que nos encantaba Laboral, pero esto es totalmente diferente y es un acierto estar en barrio. Es una clave el acercamiento». «Vimos que sería mejor llevar este modelo de laboratorio de fabricación a un entorno más de barrio, más de cercanía con la ciudadanía, a la pequeña empresa. Entonces propusimos al Ayuntamiento un modelo público-privado en el que el Ayuntamiento apoyara y nosotros como empresa privada también participáramos. Se decidió con éxito, yo creo, que se viniera a CRISTASA y se montó este pequeño laboratorio para desarrollar ideas», valoraba a miGijón Flórez al finalizar la presentación, que se alargó por más de hora y cuarto.
Así, en marzo de 2015 echaba a andar Centro Maker, espacio «donde la puerta está siempre abierta». Además de la realización de talleres, como puede ser de fabricación digital o de impresión 3D, «todas las semanas hay lo que llamamos jornadas de puertas abiertas donde la gente se inscribe previamente y puede venir a conocer las instalaciones. Es como un poco el nexo, digamos, principal: vienes, conoces las instalaciones, se hace una explicación de qué máquinas hay, qué formatos son necesarios y luego ya después de eso puedes volver con tu diseño o bien vienes a recibir un asesoramiento y se te alquila la máquina por horas», añade Díaz.
«Hay que darles la enhorabuena»
A la salida, Pumariega también valoró para este medio la década de vida del Centro Maker. «Hay que darles la enhorabuena por llevar diez años trabajando y agradecerles esta visita y su tiempo. Es importante por todo lo que representan, no sólo por que estén aquí instalados en CRISTASA. El Centro Maker es un punto de encuentro de emprendedores, de gente que tiene ideas, de asociaciones, de entidades y de gente que está aquí en la ciudad y que quiere emprender. Llevan muchos años ayudando a los emprendedores, a las empresas y a la ciudad en general. Es un sitio en el que se pueden desarrollar las ideas y los sueños, y se pueden hacer realidad».
Destacó la popular la «versatilidad» que ofrece, «porque al final pueden aunar ese trabajo, esa inspiración, y personalizar, que también creo que es un punto diferencial que tiene. Cada empresa o cada emprendedor puede venir aquí a materializar su idea: desde trofeos, desde piezas únicas que necesitan, ya sean un proyecto o un prototipo, hasta una necesidad; hablábamos antes de utilidades médicas, terapéuticas, incluso aparatos que ayudan al día a día de los ciudadanos. Por eso yo creo que es un sitio casi mágico, porque se hacen realidad las ideas». «Es importante que se dé a conocer un espacio como el Centro Maker porque puede ayudar muchísimo al empresariado y a todo el tejido de emprendimiento que hay en la ciudad, asociaciones y futuros emprendedores que pueden venir aquí a bajar a la tierra, a aterrizar esas ideas y ver si funcionan o no y, bueno, por qué no, ponerse a fabricar», valoró.