Con el Principado posicionado a favor del Puerto, y el Gobierno local, defendiendo su ultimátum, la presidenta de El Musel, Nieves Roqueñí, se ha ofrecido a ceder el uso del terrenos a la ciudad, y ha invitado a Carmen Moriyón a «sentarse a dialogar»

Un primer rayo de luz parece haber traspasado la oscura nube de la polémica que envuelve el proyecto ‘Naval Azul’. Tras varias jornadas de reproches cruzados entre el Ayuntamiento de Gijón y El Musel, fruto del ultimátum dado por el primer actor para que el segundo entre a la titularidad municipal los terrenos que aún permanecen en su poder, la presidenta de la Autoridad Portuaria, Nieves Roqueñí, ha bajado las armas esta misma tarde y, por medio de un comunicado, ha ofrecido la cesión del espacio a la ciudad una vez terminen los inminentes trabajos de adecuación, y ha invitado a la alcaldesa, Carmen Moriyón, a «sentarse a dialogar» para intentar desbloquear la situación. Una invitación que se hacía pública, por medio de un comunicado, horas más tardes de que el Principado mostrase su apoyo al Puerto, y también después de que el Ejecutivo gijonés volviese a defender su ruptura de la baraja. En ese contexto, el Gobierno local ha convocado una sesión «extraordinaria y de urgencia» del Consejo Social para explicar su versión de los hechos y la situación de ‘Naval Azul’, que se celebrará a las 11 horas de este viernes, en el Salón de Recepciones de la Casa Consistorial.
La polémica, no lo olvidemos, orbita en torno a la franja de 3.848 metros perteneciente a los antiguos astilleros de Naval Gijón, hoy por hoy propiedad del Puerto, y que este último se comprometió a ceder a la ciudad el pasado diciembre, cuando se firmó la compra del resto de la parcela en manos portuarias, por un montante de 4,7 millones euros. Ante la imposibilidad para que El Musel completase la operación de traspaso, en la mañana de ayer lunes la Junta de Gobierno local aprobaba el Plan Especial para ámbito del antiguo astillero Naval Gijón y, al mismo tiempo, el requerimiento para que la franja pendiente le sea entregada en el plazo de un mes; de lo contrario, el asunto escalará hasta los tribunales. Con la tensión disparada, esta mañana el consejero de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión de Emergencias, Alejandro Calvo, se posicionaba a favor del Puerto, al afirmar que el desarrollo de ‘Naval Azul’ «es perfectamente compatible con lo que está sucediendo, no como la posición de otras personas«. Y es que, para Calvo, la gerencia de El Musel «se ha puesto a disposición», de resolver el entuerto, mientras que «el Ayuntamiento no se ha puesto». De ahí que instase a firmar un convenio de colaboración con el que enterrar el hacha de guerra, toda vez que, «desde el punto de vista jurídico, no consta que exista la obligación contractual de cesión de la propiedad de la franja» al Consistorio.
«Nos es imposible regalar un terreno que es imprescindible para garantizar el acceso de los gestores del puerto a la lámina de agua»
Nieves Roqueñí, presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón
Claro, que, por el momento, el Ejecutivo autonómico y el PSOE gijonés son los únicos aliados políticos con los que parece contar El Musel. Desde el PP, Andrés Ruiz ha cargado contra la actitud de Calvo y, por extensión, del total del Gobierno asturiano, alegando que en la Junta General del Principado «no quieren que el Puerto sea un motor económico de la región; quieren que sea un motor electoral más del Partido Socialista«. Algo parecido ha expresado el portavoz regional de Foro, Adrián Pumares; durante su intervención en el Pleno de la Junta, ha censurado al PSOE que «a ustedes no les preocupa en absoluto el desarrollo del puerto de Gijón, sino que les molesta únicamente todo lo que sea contrario a su red de intereses partidista, que no tolera la independencia, ni el criterio técnico«. Por si fuese poco, Pumares ha rescatado la teoría de la «colonización institucional«, personificada en la elección de Roqueñí, exconsejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico, para presidir el Puerto. Por último, y volviendo a la escena gijonesa, la concejala de Vox Sara Álvarez Rouco ha tachado el citado nombramiento como ejemplo de «llevar a cabo una maniobra política en toda regla«.
Por supuesto, tampoco el Gobierno de Gijón se ha quedado callado. Sin apearse de la posición defendida desde la semana pasada, su portavoz, Jesús Martínez Salvador, a replicado a Alejandro Calvo incidiendo en que «aquí la única senda fue la que se trazó«, en referencia al compromiso de cesión de la parcela restante, manifestado en el momento de la firma del acuerdo de compra de la primera parcela, y del que el mismo consejero «se mostró orgulloso». Más aún, Martínez Salvador ha apuntado que el único actor que «no se ha movido de los acuerdos es este Ayuntamiento», aunque ha tratado de aportar un matiz de pacificación al confirmar que el Puerto tendrá a sus representantes en la cita del Consejo Social de este viernes.
Sin nada que haga pensar que El Musel vaya a ausentarse de la reunión en cuestión, el comunicado trasladado por la Autoridad Portuaria, y firmado por Roqueñí, ha tratado de aplacar la ira municipal. En él la presidenta, aludiendo a la última carta enviada al Ayuntamiento, enfatiza «la imposibilidad de regalar un terreno que es imprescindible para garantizar el acceso de los gestores del puerto a la lámina de agua» aunque sí se ofrece, «como se ha hecho desde el primer momento», a «negociar la cesión de uso, al igual que sucedió con anterioridad, y de manera exitosa, tanto en Poniente como en El Arbeyal, donde primó la cooperación institucional y la voluntad de entendimiento». Es más, Roqueñí ha insistido en la oportunidad que se abre para trasladar a esa nueva dársena distintas actividades náuticas y deportivas sin motor «que, ahora mismo, se desarrollan en el actual Puerto Deportivo, y que pueden dificultar la convivencia con las embarcaciones a motor».