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domingo, 5 octubre, 2025
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La historia de…

David Alonso por David Alonso
15/05/25
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«Imaginaros que esto os pasara a vosotros…»

Frente marítimo en San Lorenzo, uno de los lugares en los que el fenómeno relatado en este texto se ha dado con más fruición en las últimas décadas. / miGijón

Hoy os voy a contar la historia de una persona. Pongamos que se llama Dani.

Dani se fijó en un guapo edificio de Gijón, allá por los años 80 del siglo pasado. Uno de esos edificios preciosos que en aquella época no gozaban de mucho prestigio en la ciudad puesto que, hasta no hacía mucho, una mal entendida modernidad en forma de desarrollo urbanístico salvaje se había llevado a muchos de ellos por delante.

Dani, una persona joven, quería establecer su hogar en nuestra ciudad, y se encandiló de un edificio de finales del siglo XIX, con sus miradores, su decoración, su majestuosa escalera y sus techos interminables. Le encantó, y llegó a un acuerdo con su propietario, mediante un contrato firmado, para vivir en él durante muchísimos años. Con este contrato de renta, vigente hoy en día, Dani acometió una reforma total del piso, invirtiendo el coste de lo que podía haber sido otro piso, con la tranquilidad, eso sí, de que la inversión, por muy alta que fuera, era en una vivienda en la que podría residir mientras hiciera frente a su alquiler. Pasaron los años y las décadas, y Dani acumulaba vivencias junto a un edificio que seguía siendo magnífico… Cuando la propiedad del edificio cambió, y fue adquirido por una de esas empresas de nombre desconocido, y que acaba haciendo esos edificios caros (y horteras) que han aparecido en los últimos años en nuestra ciudad.

Dicha propiedad empezó, con la tranquilidad y el rodillo que te dan los millones, a ir invitando de numerosas maneras a los antiguos residentes a desalojar el edificio. Poco a poco, la escalera se iba llenando de puertas tapiadas, y la fachada, de signos evidentes de abandono de las más elementales obras de mantenimiento. Conviene aclarar que la joya de edificio de la que hablamos, además de estar ejecutada por uno de los grandes arquitectos de la historia de nuestra ciudad, goza, desde 2019 de una protección integral, según la normativa urbanística vigente en Gijón, y eso quiere decir, como ya sabréis algunos, que la protección sobre el edificio es total. Sobre él, y sobre todos los elementos que lo componen.

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Sigamos. Dani sigue pagando su alquiler todos los meses, aunque esto no parece ser un inconveniente para que el nuevo propietario siga invitándola a irse. Primero, de manera indirecta, a través de esas personas que hacen el papel de intermediarios trasmitiendo mensajes, al estilo servil de Alfredo Landa en ‘Los Santos Inocentes’, que van ‘sugiriendo’ a Dani que por qué no se busca otro piso. De ahí se pasa a ofrecer 3.000 o 4.000 euros para “facilitar” la salida, y de ahí, a que un abogado se reúna con ella para hacerle ver que, ahí donde Dani vive, se van a hacer cuatro viviendas, en lugar de las dos que hay ahora, y que, básicamente, esas cuatro viviendas se venderán por algo menos de dos millones de euros, y que tiene que entender que el negocio es lo primero.

Dani, profesional en ejercicio, no necesita, ni quiere, otra vivienda que la actual en la que ella, en su momento, invirtió su capital, y por la que lleva pagando más de treinta años. Pero esto no amilana a la nueva propiedad. Al no realizarse el mantenimiento preceptivo en el edificio, dado que la nueva propiedad no quiere, ni conservar, el patrimonio -a lo que está obligado-, ni por, supuesto, a los inquilinos, los canalones se tupen, y eso provoca que el agua penetre en la parte interna de la fachada y en la estructura, que, dada la edad del edificio, es, en parte, de madera. Con el consiguiente deterioro.

La situación hace que Dani, que no va a consentir que la echen de su vivienda, no pueda usar una parte de la cocina, una habitación y que no se pueda asomar a los miradores. Por no hablar del creciente riesgo de desplome que puedan tener algunos elementos, en lo que, por otro lado, es un edificio perfectamente habitable.

Ahora, imaginaros que esto os pasara a vosotros. O que, en lugar de ser un artículo, fuera real.

Pues lo es, y es un perfecto ejemplo de cómo el desarrollo urbanístico mas zafio y vil sigue campando a sus anchas por Gijón. Es una demostración fehaciente de la nula preocupación del Ayuntamiento de Gijón, de todo el Ayuntamiento de Gijón en pleno, por el patrimonio arquitectónico de la ciudad, el cual se deja languidecer y se abandona hasta que la ruina económica, o la ruina técnica, o ambas, hacen que conservar ese precioso edificio que vemos todos los días sea inviable, y haya que tirarlo, hacerlo nuevo, recrecerlo y sacar millones de euros de beneficio para unos pocos, en detrimento de la ciudad y de sus habitantes. Es un ejemplo de gentrificación de manual, de la expulsión de los residentes habituales para la llegada de las rentas altas y de las residencias de verano. Es, especialmente, ejemplo de la pérdida de la ética y de la humanidad en la gestión urbanística. Y es algo que está pasando en Gijón, que está pasando ahora, en mayo de 2025, y que no debería pasar ni aquí ni nunca.

Comentarios 1

  1. Roberto López says:
    5 meses ago

    Esta claro cuando tu estabas de concejal en el Ayuntamiento eso no pasaba… Solo pasa ahora que gobierna la ultraderecha no???

    Responder

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