Los más agoreros anunciaban su fin hace años. Sin embargo, ahí siguen, resistiendo. El videoclub, el rey noventero que siempre te daba un plan de sábado cuando no lo tenías, sobrevive en Gijón. Ya lo decía Rocky Balboa: si sabes que vales, aguanta los golpes porque vencerás. Videoclub 85, el videoclub más antiguo de Gijón, sobrevivió a las descargas ilegales, al ‘top manta’ y hasta a Netflix. Resistió, se reinventó y ganó. Hoy cuenta con una clientela fiel, que disfruta del séptimo arte y de una lista de títulos «prácticamente imposibles de encontrar» en una plataforma digital. Y no es el único que lo ha logrado.
La afición de Gijón por el videoclub
Años 90. No cabe duda de que aquella fue su época dorada. ¿Quién no recuerda el que abrieron en su barrio? Florecían como por arte de magia en lugares estratégicos y regalaban momentos inolvidables. Y es que la niñez de muchos estuvo en cierto modo marcada por las regulares visitas de fin de semana al videoclub, ese negocio en el que se apilaban montones de películas en formato VHS y BETA y que con el paso de los años, ha sido objeto de una metamorfosis radical.
En 2001 había en Gijón 48 videoclubs. Diez años después, 2011 arrancaba con 18 negocios en funcionamiento. Y este 2021 lo hace con media docena. Pueden parecer pocos, pero José Gordo, propietario de Videoclub 85, asegura que no lo son. «Gijón fue uno de los lugares de Asturias con más videoclubs. Había uno en cada barrio, y que ahora queden 6 o 7 abiertos es lo raro , ya que en la mayoría de ciudades queda 1 o ninguno».
¿Cómo se reinventó el videoclub en Gijón?
Mientras los 90 supusieron el auge del videoclub, el siglo XXI empezó a ponerle las cosas difíciles. En torno al 2004 se extendieron las nuevas tecnologías y las webs de descargas ilegales se convirtieron en su principal rival. El ‘top manta’ tampoco ayudó, y como consecuencia la demanda cayó de forma importante. «La gente no quería pagar por algo que podía tener gratis».
La piratería ahora ha caído en picado. Sin embargo, los videoclubs tienen más competencia que nunca. Netflix, HBO, Movistar Plus, Amazon Prime, Filmin… son algunas de las plataformas digitales contra las que pelean a diario. Su llegada supuso «un bajón bastante sustancial, pero el videoclub sigue teniendo su clientela», afirma Gordo.
La piratería y las plataformas digitales han sido la principal competencia para los videoclubs, que han tenido que reinventarse para sobrevivir
Videoclub 85 lleva cerca de 4 décadas poniendo en alquiler infinidad de obras de cine. «Se pasó por todos los sistemas que hubo» y sortearon todas las dificultades. Ahora, como reconoce su propietario, «el público tiene más ofertas y opciones de ocio que nunca». Así que no les ha tocado otra que reinventarse.
Hace 2 años que inauguraron una sala de cine de proyección privada, convirtiéndose en el único videoclub asturiano y uno de los pocos del país en ofrecer este servicio. «El cliente escoge la película que quiere ver, y puede disfrutar de ella en familias o con amigos para celebrar un cumpleaños o cualquier otro evento. No faltan ni las palomitas», explica Gordo.
Antes de la pandemia también acogían «proyecciones diarias de todo tipo de títulos», pero con el coronavirus no es posible. No fue la única forma en la que la COVID-19 les ha hecho mella. Aseguran desde el videoclub que «la gente se retrae a la hora de salir», y eso se notó en las visitas al videoclub. Aún así, nunca sintieron que se quedaban solos.
«El videoclub tiene una clientela muy fiel»
Como bien cuenta José Gordo, «el videoclub tiene una clientela muy fiel». Por un lado están los jóvenes que quieren ver los estrenos que aún no están en las plataformas y, por otro, grandes cinéfilos que «buscan títulos muy difíciles de encontrar en Internet». Cintas de Hitchcock, Bogart, comedias de los 80 y los 90 como ‘Loca Academia de Policía’ o grandes clásicos como ‘La muerte tenía un precio’ o ‘Quo Vadis’ nunca pasan de moda.
En Videoclub 85 ofrecen más de 30.000 títulos, películas que ahora mismo sería prácticamente imposible conseguir. Por ello, José Gordo cree que dentro de no mucho los videoclubs serán «más bien una filmoteca, donde encontrar esos títulos».
En la época dorada, de este videoclub del barrio del Llano podían salir entre 500 y 600 títulos un sábado, ahora el alquiler se ha reducido casi a la mitad. Aún así, Gordo asegura que la llegada de las películas de alta definición, el bluray y el 3D les han hecho mantenerse en los últimos años.
Ellos seguirán estando ahí para esos amantes del séptimo arte que se alejan de los títulos comerciales y que apuestan por un cine que a las plataformas digitales no les interesa. Como ellos mismos afirman, «larga vida al videoclub».
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