Pese a la contestación de vecinos y conductores de EMTUSA, Pelayo Barcia se muestra razonablemente satisfecho con el resultado de la prueba aún en marcha, aunque no asegura que esa implantación vaya a producirse

Quedan sólo cuatro días para que, este 15 de junio, finalice oficialmente el ‘experimento Munuza‘, la prueba en el marco de la cual ha sido suprimido uno de los carriles de la citada calle del centro de Gijón, y replicada en otras arterias aledañas, como San Bernardo y Domínguez Gil. Y, con su conclusión tan próxima, llega el inevitable momento de formularse la gran pregunta… ¿Y, ahora, qué? Bien, tal como recogió este diario hace una semana, tanto los vecinos de la zona como los representantes de Comisiones Obreras (CCOO) en la Empresa Municipal de Transporte Urbano (EMTUSA) lo tienen claro: el caos, las retenciones y los peligros para los peatones que la eliminación de carriles entraña no compensa la posible ampliación de las aceras. Sin embargo, en el Ayuntamiento tienen un parecer distinto… Porque, aunque sin zanjarlo aún, ni defenderlo de manera tajante, en la Concejalía de Tráfico, Transporte Público y Movilidad no hacen un mal balance de la prueba, y tampoco descartan implementar esos cambios de forma permanente.
«Está siendo mejor de lo previsto», señaló este martes el edil del área, Pelayo Barcia, durante su comparecencia ante los medios de comunicación, en la que estuvo acompañado por su homólogo al frente de Urbanismo, Jesús Martínez Salvador. Y es que, a criterio de ambos concejales foristas, esos efectos negativos mencionados por algunas voces a pie de calle «son menos malos de lo que esperábamos», lo que podría, y sólo podría, abrir la puerta a una modificación permanente de los tráficos en la zona centro de la ciudad. La cuestión, eso sí, está ahora en manos del departamento de Obras Urbanas y Rurales, y en su mano está ponderar otras cuestiones capitales para garantizar la viabilidad de esos posibles cambios, como el reajuste de las red semafórica.