El ‘Vermú Feroz’, que se celebra este domingo en el Toma 3 de Gijón, servirá para celebrar la puesta en marcha del Fondo para la Protección del Lobo Ibérico, una iniciativa ciudadana que busca blindar la conservación de la especie
Nació como una respuesta urgente y se ha convertido en una estructura con visión de futuro. El Fondo para la Protección del Lobo Ibérico es una iniciativa ciudadana sin precedentes que busca blindar la conservación del lobo a nivel estatal y, cada vez más, a escala ibérica. La activista gijonesa y coordinadora Ángela Otero lo resume así: “Es un instrumento, una herramienta de resistencia y de acción. No queremos que el futuro del lobo dependa del partido que gobierne cada cuatro años”. Este domingo, de 13 a 15 horas, el Fondo hará una presentación durante su ‘Vermú Feroz’ en el Toma 3 de Gijón, con música afroportuguesa (DJ Katxupa) y showcooking vegano incluidos.
El proyecto surgió en el seno de la Plataforma Nacional para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, pero ha traspasado fronteras rápidamente. “Aunque los coordinadores estamos principalmente en Asturias y Castilla y León, se han adherido organizaciones de casi todas las comunidades autónomas relacionadas y también de Portugal. Ya no es solo nacional: es un fondo ibérico”.
Esa dimensión trasnacional no es un capricho, sino una necesidad. “Los lobos no tienen fronteras, pero sí las tienen las políticas de conservación. En Portugal, por ejemplo, tienen una política mucho más clara. En cambio, en España estamos viendo cómo se retrocede con una enmienda que debilita su protección”, advierte Otero.
La piedra angular del fondo es su actual campaña de micromecenazgo, que permanecerá abierta hasta el 4 de julio y que puede prorrogarse “el tiempo que haga falta”. Con esos recursos, el fondo aspira a sostener su actividad durante varios años: hasta diciembre de 2028. “La idea es garantizar una base económica para iniciativas de defensa jurídica, campañas de información, informes técnicos, apoyo a otras organizaciones y trabajo legislativo”, explica.
El trabajo ya está en marcha. Aunque muchas actividades estaban previstas para después del crowdfunding, el calendario se ha adelantado “porque las circunstancias nos lo exigen”. En las últimas semanas, miembros del fondo han participado en charlas, proyecciones y encuentros en ciudades como Burgos, Madrid, Zamora o Santander. “Estamos con mucha actividad. Incluso en verano seguiremos, bajando el ritmo pero sin parar”.
Uno de los grandes objetivos del fondo es romper con el relato dominante que presenta al lobo como enemigo del mundo rural. “Personalmente, estoy cansada de que todo gire en torno al ganado”, confiesa Otero. “La conservación de una especie clave para el equilibrio de los ecosistemas no puede depender del ruido que hagan algunos sectores, que es es negacionismo puro y duro ”.
Y es que los datos, dice, hablan claro: “En toda España se reportan unas 15.000 muertes de ganado al año por fauna salvaje. En Asturias hay casi medio millón de vacas. La incidencia es mínima, anecdótica. Pero el relato que se impone es otro”. Para el fondo, ese relato responde a intereses políticos y electorales que desvían la atención de los verdaderos problemas del campo: la despoblación, el abandono institucional o la falta de servicios públicos.
Lejos de confrontar, el fondo busca mostrar ejemplos de coexistencia posible. “Hay ganaderos y ganaderas —normalmente más invisibilizados— que saben que se puede vivir con el lobo. El documental El bosque salvaje de Pardomino, que estamos proyectando en distintos puntos del país, demuestra justo eso”.
Incidencia política sin ataduras partidistas
Aunque el trabajo del fondo tiene una clara dimensión política, sus integrantes insisten en que es una plataforma apartidista. “No trabajamos con ningún partido ni dependemos de ninguno. Pero sí exigimos que se mojen. Que den la cara por el lobo y que marquen una ruta coherente con la crisis climática”, señala Otero.
Esa exigencia apunta tanto a los gobiernos autonómicos como al estatal. “Vemos cómo en algunas comunidades gobernadas por la derecha, como Cantabria o La Rioja, se ha atacado directamente al lobo. Pero también vemos el silencio de otras, como Asturias, donde gobiernan PSOE e Izquierda Unida. Y ese silencio también es una posición política”, denuncia.
Más allá de las cifras y los debates, el fondo parte de una convicción profunda: la protección del lobo es también protección del planeta. “Estamos hablando de una especie clave, un regulador ecológico, un símbolo de lo que queda de naturaleza salvaje en la península. Defender al lobo es defendernos a nosotras mismas”, afirma Otero.
Por eso, cada charla, cada encuentro y cada adhesión cuenta. Y por eso también, eventos como el Vermú Feroz son fundamentales para acercar el mensaje al público general: “Queremos que venga todo el mundo, porque necesitamos todo el apoyo posible. Esto es por el lobo, pero también por una forma diferente de vivir en el mundo”.