Con la parcela despejada, tras acoger la última edición de la Semana Negra, se ha iniciado el acopio de tierra, primera fase de una obra que, se espera, estará terminada a finales de año; la obtención de los terrenos aún en poder de PYMAR, en el aire

Ya está. Ahora sí. Es un hecho. En El Natahoyo el tiempo de las palabras, de las promesas, de los acuerdos y, sí, también de los sinsabores puntuales, aunque no persistentes, ha dado paso a una época de acción. Doce días después de que finalizase la Semana Negra -última realizada en el emplazamiento-, los trabajos para convertir los terrenos del antiguo astillero Naval Gijón en una zona saneada, urbanizada y aprovechable por los ciudadanos que, en un futuro, dé cabida a las empresas del programa ‘Naval Azul’ han comenzado. Y lo han hecho, como dicta el sentido común, con la fase inicial del proyecto: la acumulación de tierra. Nada menos que 7.500 toneladas. Semejante montante, imponente por sí solo, servirá para dar forma a un resultado del que, si las previsiones del Ayuntamiento se cumplen, vecinos y visitantes disfrutarán a finales de año. Como mucho, a principios de 2026.
La propia alcaldesa, Carmen Moriyón, y el concejal de Infraestructuras Urbanas y Rurales, Gilberto Villoria, han estado presentes esta mañana en el acto de inicio de las labores, que supondrán trabajar en una superficie de 30.000 metros cuadrados; los mismos que separan la dársena de las calles aledañas. En ese espacio se habilitarán 21.500 metros cuadrados de zonas verdes, pobladas con arbustos de mediano y gran porte, aderezados con hortensias; otros 7.500 de caminos de hormigón, con una anchura de siete metros, y mil más de áreas estanciales, que incluirán ochenta bancos de granito, papeleras y demás servicios. En ese último punto se pretenden establecer puntos de sombra, probablemente por medio de velas. A mayores, se instalará un vallado de seguridad que impida a los usuarios precipitarse al mar, y de retirarán los portones situados a la altura de la calle Palafox y del ‘Tallerón’; de hecho, la primera de esas dos entradas será completamente demolida, permitiendo, así, el acceso y uso en cualquier momento del día. Todo ello, por un presupuesto de 800.000 euros, y con la intención de que las obras estén acabadas en cuatro meses.

«Lo que esto significa es que cumplimos un compromiso más«, ha celebrado una satisfecha Moriyón, visiblemente más tranquila toda vez que la pugna final con la Autoridad Portuaria por la propiedad de la franja litoral se ha resuelto a favor del Consistorio. No obstante, todavía queda una duda en el aire: qué pasará con la parte de los terrenos todavía en manos de Pequeños y Medianos Astilleros en Reconversión (PYMAR), socio minoritario y único privado aún vinculado al espacio. Sobre ese particular, la regidora ha matizado que «PYMAR sabe el interés del Ayuntamiento, pero entendemos que debe conjugarse con sus propios intereses«, y ha recordado que «una Administración pública no puede pagar por un terreno más dinero del que marque una tasación oficial«. De ahí que su llamada haya sido «al respeto mutuo, y eso es lo que vamos a tener«. Y ha concluido haciendo balance de todo lo vivido en los últimos meses, incluso años, e incidiendo en que «las cosas no pasan por casualidad, tienen una historia; Gijón sabe lo que quiere, y el Ayuntamiento va a la cabeza«.