Carmen Moreno será homenajeada hoy en el Día del Comercio por su reciente jubilación, pero es difícil pesar que se desligue de la Unión e incluso se apunta a un regreso a la política local, de la mano del PSOE, cuarenta años después de su estreno como concejala. Sería un apasionante “Carmen contra Carmen”

Cuando se quiere, siempre es posible ver las situaciones, por complicadas que se presenten, con un cristal especial de optimismo. Ejemplos los hay por doquier, pero dado que hoy se celebra el Día del Comercio en la Feria, puede ser oportuno centrarse en el proceloso mundo del minorista. Decía no hace mucho tiempo la ya ex gerente de la Unión de Comerciantes de Asturias, Carmen Moreno, que “se avecinan tiempos raros para el comercio con la presencia de Amazon en Siero”. No digamos ya con Costco. Cierto es que no apuntilló en qué puede consistir la vaticinada ‘rareza’, aunque, conocido el olfato de la señora Moreno, presente en ‘todos más uno’ de los foros de Asturias donde se cuecen los garbanzos de los empresarios minoristas, no es para ser muy optimista. Doña Carmen, que estuvo más de tres décadas al frente de la gerencia de la citada Unión, conoce todas las entretelas de este negocio y es más que obvio que, sin expresarlo con plena claridad por el bien de sus patrocinados, dibuja lo que no hace falta más que ver en las calles, muchas, sobre todo en los barrios, ‘semidesérticas’.
El pequeño comercio tradicional agoniza y el pretendido relevo generacional ha naufragado, salvo honrosas excepciones. Los planes municipales de apoyo a las ventas son mera propaganda. Un querer y no poder. Incluso alguno, caso del denominado ‘Mi Barrio’, en la anterior corporación socialista, acabó con 500.000 generosos euros en las arcas de los bancos por impagos y descubiertos de sus afortunados beneficiarios. Al pequeño comercio no llegó ni uno de esos euros. Nadie, al menos hasta la fecha, se ha responsabilizado de tal fiasco con dinero público, aunque su gestora política tiene nombre y apellidos y sigue siendo edil municipal en Gijón. Es más, incluso se permite pontificar, sin recato alguno, de asuntos que antaño, en Servicios Sociales, eran de su directa responsabilidad. Seguro que no se acuerda, eso sí, de que fió públicamente su futuro político al éxito de aquel programa de ‘Mi Barrio’. Tras el fracaso, nada más se supo. Así son las cosas. Pero, cambiando de tercio, la vida se compone de ciclos. Moreno dejó hace apenas unos días su puesto para acceder a la jubilación. Por ello, hoy no presentará el acto del Día del Comercio, como fue habitual en los últimos años, pero seguro estará presente. Se anuncian sorpresas por parte de sus ya ex compañeros y colegas, detalles que llevan en riguroso secreto. Tampoco faltará alguna alusión en tono humorístico por parte de la protagonista. Carmen juega en casa. Será digno de ver. Ahora le tocará pasar página y ejercer de abuela con plena dedicación, aunque nadie descarta, ni siquiera ella, que mantenga algún hilo de conexión con la que ha sido toda su vida profesional. Quién sabe. Incluso hay quien se atreve a pronosticar, y no seré yo quien le lleve la contraria, que la señora Moreno se pueda marcar una suerte de “deja vu”, esta vez en las filas del PSOE local, con vistas a las elecciones de dentro de poco menos de dos años.
Ni que decir tiene que sería como cabeza de lista, es decir, candidata a la Alcaldía del partido ganador de los pasados comicios en la ciudad, aunque los correligionarios de Monchu García calienten en la actualidad los asientos de la oposición en el plenario de la plaza Mayor. El título de la película sería algo así como “Carmen contra Carmen”. Al resto de candidatos/as, salvo sorpresa mayúscula, les tocaría poner los cafés. El reto no tendría precedentes, máxime cuando Carmen Moreno ya fue candidata y concejala durante cuatro años en el Ayuntamiento de Gijón como número tres de la candidatura del Centro Democrático y Social (CDS) en 1987. La lista centrista en aquel primer mandato de Tini Areces obtuvo seis ediles, sólo uno menos que Alianza Popular. Cuarenta años después el dado puede regresar al cubilete, aunque para ello tengan que alinearse no pocos astros. Desde luego que, caso de darse ese duelo político, será para no perdérselo. Rompería el habitual tono anodino de las campañas electorales. Habrá que estar atentos al periscopio. Lo que es seguro, volviendo al mundo minorista, es que su relevo en el despacho de la calle del Marqués de San Esteban, el señor Clavijo, no lo tendrá nada fácil. Como gerente de la Unión de Comerciantes, Moreno vivió muchas ‘guerras’, aunque no creo que sea atrevido asegurar que su mayor chinita en el zapato fue la usurpación, hace ya muchos años, de una tarjeta de ventas de cuyo nombre mejor ni acordarse (aunque me acuerdo, y ella también), que fue creada en el seno y con medios de la Unión y que, por arte de algún avispado ‘mago’, acabó en manos privadas.
Es decir, en las manos privadas de ese ‘mago’, para berrinche de la entonces gerente. Pelillos a la mar. En fin, nuevas ideas para nuevos tiempos teñidos de nubarrones llegados de voraces multinacionales y la venta ‘online’ que, para los minoristas, es una especie invasora que arrasa con todo lo que huele a tradicional. Las campañas de fidelización del cliente del comercio de proximidad son meros parches a una crisis estructural. Mientras se siga exigiendo un descuento por la compra de un botón o la clienta se vaya despavorida por los cinco euros que cuesta una cremallera: (“antes tiro la prenda y me compro una nueva”, argumentó), y ambos casos son reales, la cosa tiene muy mala pinta. Hoy habrá reparto de diplomas y buenas palabras. Incluso alguna fotografía para la historia, pero nadie puede ocultar, ni siquiera la ‘profesora’ Carmen Moreno, que “corren malos tiempos para la lírica” y que los barítonos, sopranos y tenores ‘del mostrador’ ya están agotados de cantar por una limosna. Feliz jubilación y feliz destino.