Ambas organizaciones han desplegado en la ciudad un camión equipado con pantallas LED que proyectan mensajes e imágenes reivindicativas, y que circulará mientras dure la Feria de Begoña, con la intención de movilizar a las gentes de cara a la manifestación del domingo
Vamos a lanzar una de esas preguntas incómodas que, de vez en cuando, conviene formular para incitar a la reflexión profunda y, de paso, remover conciencias. ¿Qué vida tiene más valor: la de un perro, adorable mascota para muchos, compañero incomparable para otros tantos, ‘el mejor amigo del hombre’ según la sabiduría popular… O la de un toro, poderosa res que representa la bravura y lo castizo, por siempre asociado a los eventos taurinos? Incluso se puede recomponer la cuestión y plantearla de una manera aún más directa… ¿Por qué los segundos, y no los primeros, son lanzados a los cosos de España y, para deleite del público, lidiados hasta la muerte? Cada cual tendrá su opinión al respecto, por supuesto, pero ese espinoso asunto está hoy en el candelero. Sobre todo desde que, este jueves, la plataforma Asturies Antitaurina y el Partido Animalista con el Medio Ambiente (PACMA) hayan desplegado en Gijón un camión equipado con pantallas LED desde las que se invita a los transeúntes, precisamente, a hacerse esas preguntas. Un vehículo que circulará ininterrumpidamente por la ciudad hasta que, este domingo, finalice la Feria de Begoña, y con el que se pretende llamar a la movilización de cara a la manifestación que, a las 16.30 horas de ese día, partirá de la plazuela de San Miguel hacia los alrededores de El Bibio.
Inspirada por los buenos resultados obtenidos con tácticas similares en Valencia en marzo, en Sevilla en abril y en Pamplona en junio, la iniciativa echó a rodar, nunca mejor dicho, en la tarde de ayer, y algunos de los mensajes emitidos por sus dos pantallas están dando mucho que hablar… El más comentado es aquel que, valiéndose de imágenes generadas con inteligencia artificial (IA), reemplaza al toro moribundo ante el torero por un perro, con su lomo cubierto de banderillas y sangre manando de su boca. Duran estampas diseñadas para denunciar una conducta, la del Ejecutivo gijonés al permitir el desarrollo de la Feria, con la que «se ampara un espectáculo basado en el maltrato animal, incompatible con una sociedad que dice avanzar en derechos y respeto». El objetivo último, más allá de llamar a la gente a la movilización, el claro: incitar tanto a las instituciones autonómicas como al Ayuntamiento de la ciudad a que se se posicionen clara y firmemente en defensa de los animales, eliminando cualquier apoyo público a dichos festejos.
