El Ayuntamiento informa de que el can ofrece servicios asistenciales a su dueña, hecho que la patrulla de la Policía Local que la abordó se limitó a comprobar; la ley exime de toda restricción de acceso a las playas a los animales que ejerzan esas labores
Hablar de mascotas garantiza el debate. Por sistema. Siempre. Da igual que ocurra en un medio de comunicación regular, en las redes sociales, en una charla cara a cara… Cosa lógica, por otra parte; al fin y al cabo, es un tema sensible. De ahí que, en el momento en que se ponen los animales domésticos sobre el tapete, la charla animada está garantizada… Y, en ocasiones, también los malentendidos. Y uno de esos últimos se ha producido recientemente en la gijonesa playa de San Lorenzo. Desde hace poco más de veinticuatro horas las redes y, más concretamente, Instagram hierven después de que viese la luz cierto vídeo que muestra a una patrulla de la Policía Local interpelando a una mujer que disfrutaba de las aguas del Cantábrico acompañada de su perro… En un momento del año en que el acceso de canes a las playas urbanas de la ciudad está prohibido. Ni qué decir tiene que las opiniones se han polarizado, y los bulos han comenzado a proliferar. «Maltrato animal«, «abuso«, «detención» y «multa» son expresiones que, todavía a estas horas, pueblan decenas de perfiles. Sin embargo, la realidad de lo acontecido es muy distinta…
Según han confirmado fuentes oficiales del Ayuntamiento de Gijón, el animal que acompaña a la mujer protagonista es un perro de asistencia debidamente identificado como tal. Ciertamente, a la pareja de agentes le llamó la atención su presencia en el arenal… Por eso ambos pidieron a un socorrista que llamase la atención de la dueña para que se acercase; una vez junto a los uniformados, estos acompañaron a la mujer hasta su tumbona, donde guardaba la documentación que acredita la condición asistencial de la mascota. La grabación finaliza antes de que pueda verse lo sucedido a continuación, pero no… No hubo ni detención, ni multa, ni tan siquiera reprensión verbal. Y es que, como recoge la legislación vigente, aquellos animales que desempeñen labores de asistencia, como los perros-guía, están exentos de cumplir con las restricciones que afectan a las mascotas adquiridas o adoptadas por mero placer, como pueda ser la de acceder al transporte público o, en este caso, entrar en las playas durante la temporada de baño. Una realidad que, desde luego, nada tiene que ver con las apocalípticas teorías lanzadas en el universo digital…
