«Ferrao se sentía marginado y lo estaba. Tiene motivos para sentir que han abusado de él»
Llevaba una semana calentando el cajón del despacho de la Alcaldesa, casi como una carta en llamas a punto de explotar en la propia trinchera, en mitad de otra guerra abierta como es el Plan de Vías. La dimisión de Alberto Ferrao, hasta ayer concejal de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Gijón, podía sorprender pero en ningún caso asombrar. Justifica su retirada por razones personales, y razones personales seguro que hay, pero todo el que quiso pudo conocer que a lo largo del año y medio de mandato de Ana González, Ferrao había sido sentenciado al ostracismo político, incluso antes de haber sido nombrado en el cargo. Se sentía marginado y lo estaba.
En los mentideros periodísticos de esta ciudad, ayer se comentó la mala relación que Ferrao ha mantenido con el director de la Fundación Municipal de Cultura, Miguel Barrero, al que algunos vieron como un perro de presa del concejal desde el primer minuto, no sólo en la Fundación, sino en otros consejos de administración, en los que llegaron a coincidir, como fue Divertia. A diferencia de Ferrao, Miguel Barrero sí cuenta con la confianza de la Alcaldesa desde los tiempos en que había sido Consejera de Educación y Cultura. Y desde entonces, siempre juntos.
Es más que razonable que Ferrao se sienta marginado. Y añadiría que, incluso, tiene motivos para sentir que han abusado de él. El edil de cultura ya tenía que haber pedido la dimisión antes de interpretar aquel papel inefable que le obligó a defender una Universidad Laboral franquista, en la que se fusilaba y obligaba a trabajos forzados a los republicanos encarcelados, según afirmó en un pleno del Ayuntamiento. Que la Universidad Laboral no deba ser patrimonio de la UNESCO entraba dentro de lo aceptable, pero que fuera presentada como una aberración fascita similar al Valle de los Caídos era, tal y como me comentó mi buen amigo, el filósofo Manuel Cruz, faltar descaradamente a la verdad. Dinero y tiempo invertidos en la resignificación política y cultural de la Universidad Laboral se tiraron a la basura de la prepotencia y el desconocimiento.
«Hay más nombres en la misma tesitura»
Sin embargo, fue su ausencia durante la presentación del proyecto museístico de la Fábrica de Tabacos la que puso de manifiesto, el pasado mes de octubre, que la Alcaldesa no contaba, sin ningún pudor, con la confianza de su edil de cultura. La presentación del proyecto corrió a cargo de ella misma junto a Lara Martínez, gerente de Divertia, y Miguel Barrero, el «último mandarín». Fue en octubre y Ferrao ya no pintaba nada. Probablemente nunca pintó nada.
La primera dimisión del Ayuntamiento puede expresar estéticamente la descomposición del equipo de gobierno. Explica que el modelo de primarias, sin proyecto político, que adoptó la agrupación socialista, puede conducir a esto. Ferrao pudo haber sido un buen concejal y no lo fue. Pero lo verdaderamente alarmante es que podrían dimitir más concejales y tampoco sucedería nada grave. Hay unos cuantos Ferraos. Y ciertamente hay más nombres en la misma tesitura. Atentos, la crisis continuará.