«Queremos más oportunidades de ocio, deporte y empleo en Gijón», reivindica el joven, que acude diariamente al Centro Sanitario Marítimo

Antonio José Valdés García tiene 35 años, vive en Gijón y acude diariamente al Centro Sanitario Marítimo, donde participa en talleres ocupacionales. Como muchas personas con discapacidad intelectual, conoce bien lo que significa luchar por la inclusión, tanto en el ámbito laboral como en el social. Y también lo que supuso, durante años, la privación del derecho al voto para miles de ciudadanos con diversidad funcional en España.
“En 2013 me incapacitaron judicialmente y en 2014 me quitaron el derecho al voto”, recuerda Antonio José. “Lo recuperé en 2019, cuando cambió la ley. A los incapacitados nos lo habían quitado, pero al final lo recuperamos”. Su testimonio pone rostro a una realidad que afectó a más de 100.000 personas en todo el país, hasta que una reforma legal aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados devolvió el sufragio a quienes habían sido privados de él por motivos de discapacidad.
Más allá del derecho al voto, Antonio José reclama más oportunidades para las personas con discapacidad intelectual en Gijón. “Queremos actividades de ocio y deportes, como teatro, fútbol o baloncesto adaptado. Y también más integración laboral”, insiste. Él mismo participa en talleres manipulativos dentro del centro, pero sueña con un futuro con más opciones de empleo.
Otro de los asuntos que le preocupan son las residencias y la falta de plazas. “Lo más importante para mí es que haya más plazas en la residencia para personas con discapacidad intelectual. Hay mucha gente que lo necesita”, subraya. También propone que el Centro de Apoyo a la Integración (CAI) organice campamentos de verano en agosto, una actividad que hoy no existe y que, asegura, sería muy beneficiosa para los usuarios.
Su pasión por el deporte aparece en la conversación una y otra vez. “Lo que más nos gusta es el fútbol, nos encanta el Molinón”, afirma, pidiendo que los equipos y entidades deportivas de la ciudad inviten más a menudo a los chicos con diversidad funcional a los partidos. “Nos gusta trabajar y disfrutar como cualquier ciudadano”, resume.
Además, Antonio José expresa su interés por la política local. Admirador de la alcaldesa Carmen Moriyón, a quien conoció en un acto en 2014, confiesa que le gustaría presentarse algún día a las elecciones municipales “para representar la voz de la inclusión”.
Su historia recuerda que la verdadera integración no se limita a devolver derechos en el papel, sino que implica garantizar oportunidades reales de participación social, cultural y laboral. “Si nos apoyan, podemos lograr cosas”, concluye.