
Hoy por hoy, Israel no es el país más popular del mundo. Tampoco hay que devanarse los sesos demasiado para entender por qué… Desde que, en respuesta al ataque perpetrado por la organización palestina Hamás el 7 de octubre de 2023, el Estado hebreo iniciase su ofensiva militar contra la Franja de Gaza, las imágenes de poblaciones arrasadas, civiles masacrados, niños famélicos y demás atrocidades recorren a diario los periódicos, informativos televisivos y redes sociales del mundo, alimentando una corriente de oposición al Gobierno de Benjamín Netanyahu que ha derivado en cientos de expresiones de protesta. También en Gijón, desde luego, en forma de concentraciones, manifestaciones, comunicados de repulsa… Y pegatinas. Pegatinas como la fotografía superior, enviada por Aleida D. F., y adherida a uno de los cajetines eléctricos de la calle Ezcurdia, cerca de la playa de San Lorenzo. La leyenda, ‘Zionists not welcome‘ (‘Sionistas no son bienvenidos’) habla por sí sola… Aunque el hecho de que la bandera nacional israelí aparezca tachada podría suscitar ciertas dudas. Por eso esta ‘Xixonada’, lejos del humor que suele acompañar a las publicaciones de la sección, invita a plantearse una pregunta: ¿es el mensaje en cuestión una muestra de discriminación contra quienes profesan la fe judía en su vertiente sionista? O, dicho de una forma más directa… ¿Es lo mismo antisionismo que antisemitismo?
A la primera de ambas cuestiones no es posible responder aquí. Cada lector deberá forjarse su propia opinión… En cambio, estas líneas sí pueden aclarar un poco el segundo asunto. Porque no, ‘antisemitismo’ y ‘antisionismo’ no son conceptos sinónimos, como tampoco lo son los términos ‘judaísmo’ y ‘sionismo’. Así, mientras que el primero de esos dos últimos define la archiconocida creencia religiosa fundada por el patriarca Abraham en el siglo V después de Cristo, representada por la ‘estrella de David’ y cuya oficialidad en Israel lo ha convertido en el único país hebreo del globo, la idea del sionismo es bastante más compleja. Acuñado a finales del siglo XIX por el periodista austrohúngaro Theodor Herzl, el concepto trasciende lo religioso para transformarse en una ideología con base política, profundamente nacionalista, que predica la defensa a ultranza del Estado judío y, más aún, su expansión hasta abarcar toda la superficie de la antigua ‘Tierra de Israel’, que en tiempos remotos englobó los ya extintos reinos de Judá e Israel. Dicho de otro modo, el sionismo anima, de un modo más o menos sutil en función de cada uno de sus defensores, a ampliar las fronteras israelíes hasta alcanzar un total histórico apto para acoger a la totalidad de la población de la nación… Y sí. Como Netanyahu ha dejado meridianamente claro, dentro de esos planes figura Gaza.
A partir de aquí… Lo dicho. Que cada cual extraiga impresiones.
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Yo era antisionista, pero después de ver cómo las asociaciones judías defienden el exterminio palestino me he vuelto también antisemita.