El partido que lidera Olaya Suárez llevará al Pleno de septiembre la propuesta de que en los presupuestos municipales se incluya una dotación económica para la conservación y divulgación de esa forma de cultura
Sin una sala de museo que lo contenga, sin sistemas de climatización regulables que lo preserven, y sin el cuidado y el mimo de un pequeño ejército de conservadores que se esmere en frenar y restañar los efectos del tiempo y de los elementos, el arte urbano es, por definición, carne de cañón para terminar dañado, degradado y, finalmente, perdido. Algo que en Podemos se han propuesto que en Gijón, si tiene que ocurrir, no sea por la falta de interés del Gobierno… De ahí que la portavoz de dicho partido, Olaya Suárez, vaya a plantear en el Pleno de septiembre una proposición para combatir el estado de «deterioro» en el que se encuentran algunas obras relacionadas con el arte urbano que hay distribuidas por la ciudad. Así lo confirmó ayer martes la edil, convencida de que la solución pasa por asignar partidas específicas para ello en los presupuestos municipales.
Bajando al detalle, la idea de Suárez y su equipo contempla realizar iniciativas regulares que promocionen el arte urbano, como dibujar murales conjuntos entre centros educativos, al imagen y semejanza de lo hecho durante las últimas jornadas de contra el racismo y la xenofobia, o impartir talleres y charlas que den a conocer el potencial de esa forma de expresión. Así mismo, Podemos solicita consignar en los presupuestos una partida para su conservación, y que se desarrollen materiales divulgativos y actividades públicas para dar a conocer el arte urbano de la ciudad, más allá de publicar una ruta de los murales en la página web del Consistorio. Será, de hecho, una estrategia especialmente aplaudida y útil en los entornos más degradados de Gijón, pues se convertirían en «una forma muy sencilla y accesible de proceder a la regeneración del paisaje urbano de la ciudad», en palabras de Suárez.
Finalmente, la proposición plenaria incluye la sugerencia de que se organicen, de la mano de entidades especializadas, actividades participativas que también se enfoquen en el desarrollo comunitario y en la inclusión de personas en situaciones de vulnerabilidad y exclusión. Sobre ese particular, Suárez incidió ayer en que hay entidades que ya trabajan con algunos de ellos, como es el Colectivo Berde, que trabaja con personas con diversidad funcional y psicosocial; habría, también, actividades abiertas a todos los gijoneses. Más aún, se podrían trazar rutas presenciales, o convocar talleres o concursos en los que se trabaje sobre las obras que están presentes en los distintos barrios. «Creo que hay que hacer algo mucho más proactivo y que implique a la ciudadanía», concluyó Suárez.
