De miniaturas a esculturas de 30 centímetros, cada obra es una semana de trabajo
«Soy un detractor de la infantilización del sector. Tengo 50 tacos y no me considero infantil por trabajar en este tipo de cosas».
Dentro del complejo mundo de las réplicas de cine y el merchandising, lleno de talentos y disciplinas artísticas, destaca Javier Calvo, nuestro entrevistado, que ha conseguido algo nada sencillo: hacerse un nombre pintando.
Javier dirige JC Creaciones 3D, una compañía especializada en el pintado artístico de productos impresos en 3D. A sus espaldas lleva una década de trayectoria, que culminó el año pasado al recibir el Premio Nacional de Impresión 3D en la categoría de Postprocesado, en la Printer Party celebrada en Madrid. Aprovechando su presencia en la CometCon 2025, nos cuenta:
«He pintado toda mi vida, pero fue hace 13 años cuando la impresión 3D me permitió pasar de miniaturas a esculturas más grandes como las que se ven aquí».
Sobre el proceso de trabajo en JC Creaciones 3D, Javier detalla cómo se combina la última tecnología con la artesanía:
«Los escultores con los que trabajo son de los mejores del mundo. Ellos envían los encargos a final de mes, yo preparo el ordenador y el laminador para la impresión. Tras imprimir, se limpia la pieza, se cura y se procesa. Y después de todo ese trabajo es cuando intervengo yo, pintándola de forma artesanal. Una figura de unos 30 centímetros me puede llevar una semana completa, trabajando entre 8 y 9 horas diarias. Cada encargo me lo tomo como un proyecto en sí mismo».
Cuando este tipo de coleccionables empezó a despuntar a principios de los 2000, compañías como Sideshow o Gentle Giant ya marcaban la pauta de calidad, y otras como McFarlane Toys, NECA, Sota Toys o Mezco apostaban por figuras de acción con un gran nivel escultórico y de pintado, destinadas a un público adulto. Hoy, sin embargo, algunas empresas parecen haber iniciado una deriva hacia la infantilización, fenómeno amplificado por ciertos youtubers e influencers. Javier lo tiene claro:
«Esto se tiene que considerar una obra de arte, algo artesanal. El valor de estas figuras es que parten de un trabajo único hecho por un escultor, y yo le doy un pintado único. Cada pieza es distinta. McFarlane hace moldes en serie; lo mío es mucho más artesanal, como si fuera un Gepetto moderno».
Sobre la infantilización del sector, reflexiona:
«Algunas compañías y algunos consumidores tienen la piel demasiado fina. Esto es una interpretación artística de un personaje. Ahí tengo una figura de Clint Eastwood con su cigarro y sus armas. ¿A quién puede ofender? En la película era así, y no está hecho para niños. Muchos de mis clientes tienen 50 años o más. El que me compre esa figura será un fan de El bueno, el feo y el malo. Alguna vez me han pedido encargos para chavales de 12 años y he dicho que no: esto no es un juguete. Infantilizar el sector es un paso atrás, porque se le niega el valor artístico a estos trabajos. Hay que romper el estigma de que coleccionar es algo infantil».
Javier ve el futuro del sector en un público adulto, especializado y con cierto poder adquisitivo, y espera que la infantilización se revierta para que cada público —niños, adolescentes y adultos— tenga su propio producto diferenciado.
Desde MiGijón solo esperamos seguir contando con sus trabajos en el futuro y que Javier Calvo continúe siendo, nunca mejor dicho, todo un figura.









Muchísimas gracias Miguel por dar visibilidad y eco a mi trabajo… esperemos como comentamos, que el resto de medios aprendan la lección 😉 para futuras….un abrazo