Con más de 2.000 visitantes a lo largo de tres días, además de las 550 personas abonadas, el evento se apuntala como un «espacio necesario» y «seguro» para la comunidad LGTBIQ+ en Asturias
Es frecuente escuchar cierta reflexión que, aunque no siempre cierta, acumula un notable número de cumplimientos en multitud de aventuras de toda índole: lo verdaderamente difícil no es empezar, sino mantenerse. Pues bien, de ser así, puede afirmarse que la Romería Cuir ha rebasado esa frontera invisible, y ha llegado a Asturias para quedarse. Al menos, así lo entienden sus organizadores… Finalizada ya la que ha sido su segunda edición, que se desarrolló durante el pasado fin de semana en la localidad de Arriondas, el balance es de «éxito», de consolidación del proyecto, de apuntalamiento como espacio de hermandad, intercambio y seguridad para la comunidad LGTBIQ+ en el Principado. Algo de lo que dan fe las más de 2.000 personas que acudieron al evento durante sus tres días de duración, al margen de las 550 que, un mes y medio antes, agotaron los abonos disponibles. Y ahora, con semejante resultado sobre el tapete, se extiende ante sus responsables un nuevo reto, más importante, si cabe: perpetuarse y no desaparecer.
«Tras una resaca emocional y física extrema, se puede hacer un balance positivo, en cuanto a número de participantes, clima de cordialidad y objetivos conseguidos«, reflexionan los autores del acontecimiento, que llevó aparejado el V Descenso del Sella LGTBIQ+, dedicado, en esta ocasión, a la poeta madrileña Gloria Fuertes. Son varias las claves que señalan para justificar ese buen sabor final… Por ejemplo, el haber decidido «acortar el horario nocturno, en una hora y media respecto al año pasado«, todo un «acierto» muy agradecido por la concurrencia, al haber «permitiendo tener un evento más sostenible con el entorno y con la vida«. Y eso que, por ejemplo, el contenido en lo referente a charlas ha crecido. Sin ir más lejos, el sábado tanto Inés Hernand y Nerea Pérez de las Heras, que condujeron un espacio con el escritor Christo Casas, lograron llenar la carpa, y lo mismo ocurrió el domingo en la presentación y lectura dramatizada del libro ‘El G’, escrito por Emma Demar y representado por el actor Avelino Piedad. lo mismo puede decirse del apartado musical, que reunió a artistas de la talla de Queebitch, Yelo, Xispazo… Y al inconfundible grupo de pandereteras Nun tamos toes.
La ausencia de representantes de la Consejería de Deportes, uno de los detalles más comentados
Claro, que hablar de la Romería Cuir obliga a hacerlo también de su componente deportivo, y ahí volvieron a lograrse resultados de lo más jugosos. Sirva de prueba el que el club deportivo G-Madrid, creado expresamente con un enfoque LGTBIQ+, fuese galardonado con el I Premio Romería Cuir, y que se hayan ido sumando nuevas disciplinas atléticas. Al mismo tiempo, competiciones como el torneo de baloncesto estuvieron especialmente bien nutridas… Eso, sin hablar del Descenso del Sella, por supuesto. Todo un hito deportivo e integrador, y, al mismo, uno de esos puntales con solera que parecen vaticinar un largo recorrido de la cita en el futuro. Al fin y al cabo, como reconoce David Casal, presidente de la asociación Romería Cuir, «el deporte sirve de palanca transformadora para la sociedad, en un ámbito aún muy excluyente para las personas del colectivo«. Y precisamente ahí aparece una de las primeras notas oscuras: la ausencia en la competición de la Consejería de Deportes, «tanto a nivel de representación, como de apoyo institucional», un detalle revelador que, en opinión de Casal, no deja de resultar «sorprendente«.
Por contraste, no faltan parabienes para el Ayuntamiento de Parres, cuyo concejal de Hacienda, Víctor Rodríguez, incidió ayer en la «importancia de contar con una actividad de estas características, que contribuye a crear espacios seguros para el colectivo LGTBIQ+ y que, además, lo hace en la zona rural, visibilizando y sensibilizando en un ámbito tan importante». Por si fuese poco, el tejido comercial y restaurador parragués también ha salido bien parado, en tanto en cuanto la Romería Cuir «ha contribuido a la economía local en la última fase del verano, suponiendo una inyección para hostelería y hotelería«. Incluso los responsables de los seis puestos participantes en el mercadillo no han escatimado en elogios para con un evento que regaló «un ambiente súper agradable, y en el que nos visitó mucha gente«.
Con todos esos ingredientes… ¿Puede pedirse algo más? Sí, desde luego. Seguir presentes. Prosperar. Crecer, incluso. Todo, con ese fin último en mente: que la Romería Cuir se fortalezca como esa isla de seguridad para los integrantes y simpatizantes de un colectivo que, todavía hoy, tiene ante sí no pocas barreras discriminatorias que saltar hasta alcanzar la tan ansiada plena igualdad de trato y derechos en el conjunto de la sociedad.









