La Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Asturias celebra la mesa redonda ‘Arte en el territorio’, un espacio de reflexión sobre el potencial positivo que tales formas de creación pueden tener en el ámbito rural
El Bellas Artes de Asturias, el Museo Barjola, el Nicanor Piñole… Incluso, si alejamos mucho más la vista, el Louvre, en París, o el Museum of Modern Art (MoMA), en Nueva York, por no hablar de un sinfín de esculturas, murales o propuestas instaladas en espacios abiertos. ¿Qué tienen en común todos los elementos anteriores, aparte de su evidente y directa conexión artística? Su carácter urbano. Efectivamente, al pensar en arte es inevitable que la mente se vaya automáticamente a las ciudades, habituales receptáculos de tal forma de expresión… Y hace falta un esfuerzo especial para comprender que el campo también puede ser no sólo receptáculos de creaciones artísticas, sino beneficiarios del efecto motor que, a menudo, llegan a tener. Ese es el inmenso potencial sobre el que la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Asturias ha reflexionado en el transcurso de la mesa redonda ‘Arte en el territorio’, una exploración de las posibilidades socioeconómicas que la producción artística puede ofrecer al mundo rural del Principado. Un enfoque novedoso, hasta se podría decir que revolucionario, en el que, ahora, bucea el Canal Prestosu de Caja Rural de Asturias.
«Siempre que el arte y la sociedad se trabajen con pensamiento crítico, y salgan los proyectos bien, es cuando funciona», detalla Arancha Osoro, presidenta de la Asociación y gran valedora de un proyecto que, por poner uno de múltiples ejemplos, tiene en Gerardo López a uno de sus máximos exponentes. Al fin y al cabo, fue él quien fundó desde cero la bienal ‘Néxodos’, que cada dos años transforma radicalmente el pequeño pueblo de San Román de Candamo, y lo convierte en una auténtica cámara de arte vanguardista, incluida la exhibición de piezas únicas realizadas por creadores internacionales. Una de muchas pruebas, a juicio de Osoro, de la manera correcta de forjar esa simbiosis entre arte y campo. «Son personas que trabajan desde la estructura, desde la gente y desde dentro», enfatiza, poniendo sobre el tapete una idea que el propio López desarrolla, al confirmar que, gracias a estas iniciativas, los nativos de los lugares «aprecian más sus tradiciones, sus paisajes o lo que es físicamente el pueblo».
Todo un cambio de punto de vista al que, desde estas líneas y desde el vídeo que las acompaña, es posible acercarse.