La expresidenta defiende el valor simbólico y ciudadano del museo frente al alineamiento de Muñiz con la estrategia del Gobierno local

El futuro del Museo Nicanor Piñole se ha convertido en un nuevo frente cultural y político en Gijón. El Gobierno local mantiene su intención de trasladar la pinacoteca al futuro edificio de Tabacalera, un proyecto que ha cosechado apoyos y recelos a partes iguales. Entre quienes se muestran críticos destaca Isabel Moro, expresidenta del Ateneo Jovellanos y primera mujer en ocupar ese cargo, que este sábado ha publicado en El Comercio una columna reclamando que el museo permanezca “donde está”. En el extremo opuesto, el actual presidente del Ateneo, Álvaro Muñiz, ha expresado un respaldo sin matices al plan municipal. Su postura, además, está marcada por su pasado y también presente político: fue candidato de Foro Asturias a la Alcaldía de Gijón y es vicesecretario de Estrategias en Gijón.
En su artículo titulado Dejen de momento a Piñole donde está, Moro argumenta que la idea de desplazar la colección al futuro equipamiento, aunque pueda parecer “perfecta en teoría”, se convierte en un error en la práctica. Subraya la falta de certeza sobre los plazos de Tabacalera —“no se sabe con exactitud cuándo estará disponible”— y la importancia simbólica de la actual sede del museo, levantada gracias a la donación de Enriqueta, viuda de Piñole. “No fueron fáciles las condiciones de esa cesión, y cerrar ahora el museo sería una injusticia hacia ese gesto”, advierte.
La expresidenta del Ateneo enfatiza también la función del Piñole como escaparate de artistas locales. Cita a Mariano Moré, Manuel Medina, Marola, Aurelio Suárez, Rubio Camín u Orlando Pelayo, y advierte de que privar a Gijón de ese espacio de proximidad equivale a “levantar castillos en el aire” mientras se relega un patrimonio que ya tiene raíces en la ciudad. “Lo que es seguro es que si se arranca a los gijoneses su pequeño museo, se pierde el máximo valor de cercanía que ofrecía Piñole”, escribe.
Frente a esta visión, Álvaro Muñiz, hoy al frente del Ateneo y vinculado todavía a Foro, ha salido esta semana defensa de la propuesta municipal. Ha asegurado que Tabacalera es “el emplazamiento idóneo” para proyectar el legado de Piñole hacia nuevas generaciones y “multiplicar el alcance de la colección”. Sus palabras no son neutrales: Muñiz encabezó en 2019 la candidatura de Foro a la Alcaldía, formación que en su etapa de gobierno en Gijón impulsó precisamente la reordenación cultural con Tabacalera como epicentro. Asimismo, sigue desempeñando un cargo orgánico en el partido en la ciudad.
Esta vinculación política añade una capa de lectura al debate. Para algunos sectores, el apoyo de Muñiz al proyecto municipal puede entenderse como la continuidad de una estrategia cultural defendida por Foro desde hace años. Para otros, su aval en calidad de presidente del Ateneo debería desligarse de su pasado partidista.
El choque de posiciones, encarnado en dos presidentes del Ateneo con trayectorias y sensibilidades diferentes, refleja la tensión entre memoria y modernización que atraviesa hoy la política cultural gijonesa. Mientras el Gobierno local avanza en su hoja de ruta para Tabacalera, voces como la de Isabel Moro reclaman prudencia y respeto al legado. “Busquen otra ubicación para la Casa de Encuentro de las Mujeres, que seguro aparece. Pero a Piñole, de momento, déjenlo donde está”, concluye su columna.