
«Cuando las cosas se hacen con un mínimo de sentido común, parece que, independientemente del color político, los proyectos pueden salir adelante»

No os voy a negar que esto de escribir artículos semanales sobre nuestra maravillosa ciudad, o nuestra fantástica región, tiene algo de improvisación que me encanta. En mi caso, suelo preparar la temática durante la tarde, y por la noche doy rienda suelta al asunto que se me haya ocurrido, o que alguien me haya sugerido. Con esto en mente, esta semana tenía planeado escribir sobre lo que parece que va ser un proceso de primarias algo animado en el PSOE gijonés, pero he considerado, siguiendo el inestimable consejo de un gran periodista con el tengo la suerte de compartir espacio en este medio, que lo de hacer publicidad para que algunos intenten renovar la nómina en política… Pues como que no, que lo dejo para otro momento.
Tras esta breve explicación, salto a un tema que, como sabéis, me interesa sobremanera y es el medio ambiente, o nuestro entorno natural, como queráis definirlo. Cierto es que dentro de cualquier ciudad lo del medio ambiente queda con bastante frecuencia relegado al mantenimiento de jardines, y poco más. Pero, en ocasiones, hay algunas intervenciones que van un paso más allá, y realmente plantean medidas reparadoras del impacto que suponen las aglomeraciones urbanas sobre nuestros ecosistemas y sobre el medio ambiente. Esa ‘cosa’, el medio ambiente, que depende de que los humanos -negacionistas y demás ralea aparte- no sigamos poniéndonos bárbaros y dejemos de cargarnos el planeta en el que vivimos. Pero volvamos de lo mundial a lo local. En esa línea de intervenciones de recuperación del medio natural, el proyecto de renaturalización del Piles es un pequeño ejemplo de cómo hacer las cosas mínimamente bien. Es conveniente decirlo, e insistir en ello. Es conveniente alabar la actuación de la anterior Corporación al sacarlo adelante, como también es conveniente señalar que la actual Concejalía lo ha solventado con éxito. Dos formas muy distintas de entender los temas en política, pero que, cuando las cosas se hacen con un mínimo de sentido común, parece que, independientemente del color político, los proyectos pueden salir adelante.
Que los distintos partidos políticos se pongan de acuerdo en ciertas cuestiones que son transversales, y el medio natural es una de ellas, debe ser celebrado, comentado e incentivado por la opinión social. Pero bueno, soy consciente de que, en ocasiones, ni la realidad, ni los intereses de acotar y definir los votos de cada cual, contribuyen a generar algún tipo de consenso. Y, si no, fijémonos en la retahíla de proyectos que, en función de quién gobierne en el Consistorio en cada momento, vuelven a la casilla de salida una y otra vez, en un bucle agotador.
Pero yo estaba hablando de la recuperación del Piles, e intentaba también hablar de los patos. De los patos, de las garzas reales y de especies como el martín pescador, con sus espectaculares colores y singular vuelo a ras de agua, y de que, con un poco de suerte podremos encontrarnos de nuevo alguno en el Piles. De igual manera que encontraremos otras especies, ni protegidas ni autóctonas, como son las numerosas tortugas que también se observan por el cauce. Se trata de especies alóctonas que deberían gestionarse, evitando caer en el ‘peluchismo’ que nos hace tratar a animales como mascotas hasta que nos aburrimos de ellos y los desechamos, soltándolos al medio. No os voy a soltar el discurso sobre el problemón que tenemos con las especies exóticas invasoras, porque alguno os he soltado ya, pero, por favor, no plantéis, ni traigáis, especies que puedan suponen una invasión y producir un impacto irreversible sobre el medio receptor. Un medio que necesita muchas más actuaciones como la del Piles, una renaturalización de entornos como puede ser el entorno fluvial de los cauces que surcan nuestro municipio, o intervenciones que redunden en mejorar la calidad del aire de la zona oeste de la ciudad.
Eso en la escala macro. Para el día a día, cualquier proyecto que convierta nuestras plazas cada vez más grises, en entornos más naturales, más saludables, más amables y agradables para los sentidos y la salud serían de agradecer.
Más verde, por favor.
Firmo debajo….
Así vas bien David…