La zona infantil del equipamiento, ubicado en el barrio de Pumarín, languidece por el paso del tiempo, las inclemencias meteorológicas, la falta de mantenimiento y el vandalismo; los lugareños piden al Ayuntamiento que «dignifique» el lugar
Todas las ciudades tienen sus ‘secretos’, sus zonas alejadas de los grandes imanes del turismo que, pese a ello, o precisamente por eso, contribuyen a perfilar la personalidad única de cada urbe. Calles poco conocidas, aunque repletas de vida; plazas deliciosas, pese a ser escasamente visitadas; cruces, fuentes… Sólo hace falta un mínimo mantenimiento para garantizar ese potencial vecinal… Que es, justamente, el que el parque de los Peces no está recibiendo. El espacio, anexo a la plaza Ingeniero Orueta y encajonado en el centro del barrio gijonés de Pumarín, lleva largo tiempo viendo languidecer su zona infantil, muy deteriorada por el paso del tiempo, el impacto de los elementos, algún que otro acto vandálico y, sí, también la desatención municipal. Al menos, así lo denuncian los lugareños, que reclaman al Ayuntamiento una pronta actuación.
Ya sólo el aspecto del suelo de gomaespuma da testimonio de esa decadencia. Las planchas multicolores, en otro tiempo impolutas, lucen desgastadas, con algunos cortes y socavones aquí y allá, y ennegrecidas por la suciedad. Una pátina oscura similar cubre los distintos juegos instalados en el parque, como los balancines o la cabaña infantil, y es probable que lo mismo ocurriese con los columpios… De no ser porque, directamente, no están. El soporte sobrevive, sí, y a la vista está, pero tanto los dos asientos como los cuatro juegos de cadenas para sostenerlos han desaparecido. Una presencia parcial que sirve de muda demostración de lo que la zona de juegos fue en otro tiempo, pero ya no es.
Por supuesto, los vecinos de las inmediaciones aguardan con impaciencia una intervención municipal que ponga fin a esa decadencia. Los habitantes de las calles aledañas -San Nicolás, Ampurdán y La Carbonera, además de la propia Ingeniero Orueta- exigen que el Consistorio tome cartas en el asunto y «dignifique» el parque de los Peces. Como comentaba una de las personas consultadas por este diario, «pase que aquí tenemos pocos niños pero… A ver… ¡Esto no se puede tener así!«. Y otro lugareño apostaba por «cuidar esto un poco más; al final, también es por imagen, por estética, y la que está dando no es muy buena, que digamos«. No obstante, conviene recordar que, como ya se ha comentado en el pasado reciente, el Ejecutivo gijonés está acometiendo una progresiva mejora de los distintos parques del municipio, yendo uno por uno en función de la urgencia y de la disponibilidad presupuestaria.



