A punto de cumplir cuatro décadas, la Feria del Campo y de las Industrias Agrícolas, Ganaderas, Forestales y Pesqueras se despide tras experimentar este año «un salto cuantitativo y cualitativo en todas sus áreas», y con la promesa de seguir creciendo

La paz ha vuelto a reinar en el Recinto Ferial ‘Luis Adaro’. En efecto, poco queda este lunes del ajetreo que ha dominado el conocido espacio gijonés durante los tres días precedentes… Nada de los miles de animales de diversas especies y razas allí exhibidos, ni de la maquinaria expuesta, ni de las exposiciones y talleres abiertos al público. Sin embargo, sí hay un elemento que, aunque inmaterial, persiste hoy: la satisfacción. Porque desde su apertura, ocurrida el pasado viernes, hasta el momento de la clausura, en la tarde de ayer domingo, la 39ª Feria del Campo y de las Industrias Agrícolas, Ganaderas, Forestales y Pesqueras (AGROPEC) atrajo a la friolera de 79.882 visitantes. Un total nada desdeñable, que ha dejado buen sabor de boca en los paladares de la Cámara de Comercio de Gijón, y que motiva la planificación a conciencia de una próxima cita, la del año que viene, que, por coincidir con las primeras cuatro décadas del certamen, varias voces auguran que será histórica.
«Esta edición ha supuesto un salto cuantitativo y cualitativo en todas sus áreas, tanto en los múltiples concursos de diferentes razas de animales, como en las exposiciones de la huerta, alfarería, de ‘Alimentos del Paraíso’, exhibiciones de diferentes actividades rurales, mercadillos y talleres enfocados a los más jóvenes», destacan esta mañana fuentes de la Cámara, una vez completado el balance. Y eso que ese resultado favorable ha bebido, en buena medida, de potenciar lo conocido, lo siempre llamativo, lo tradicional… Como en citas anteriores, las cabañas ganaderas constituyeron el principal foco de atención del público, destacando animales como las frisonas, parda alpina, gallinas, palomas, ocas, conejos y la presencia de asturcones, con un sustancial aumento de animales, que superaron los 3.000 ejemplares. En ese sentido, también jugó un papel clave la recuperación de las razas autóctonas. Por su parte, los más pequeños pudieron disfrutar de talleres sobre los oficios del campo y actividades tradicionales, como el escanciado o el mayado, y las exposiciones también tuvieron su nada desdeñable parcela de protagonismo. Y todo ello, en paralelo a la celebración del Salón Internacional de les Sidres de Gala, que desplegó 207 productos de 68 llagares procedentes de dieciocho países.

Así las cosas, ya se trabaja en la edición de 2026, la 40ª, con el objetivo, sentencian en la Cámara de que «esté a la altura de la efeméride que se conmemora, y siga siendo un referente del campo». Porque, en efecto, si hay algo que valoran los organizadores de AGROPEC es su papel como «el mejor escaparate para acercar el sector rural al conjunto de la sociedad, además de reflejar la enorme importancia que tiene para la economía de Asturias». Un rol que pretenden conservar… Y, desde luego, ampliar de cara al futuro.