Tras dos intentos infructuosos las alpinistas, esta vez acompañadas por el británico Robin Walker, han logrado hacer cima en una de las pocas estribaciones sin hollar de la cordillera india; la hazaña se ha hecho sin cuerdas fijas ni porteadores de altura

Azucena Collar y Rosa Fernández son ya historia viva del alpinismo mundial. Bueno… De justicia es precisar que, en el caso concreto de la segunda, lo era antes de su última gesta. Al fin y al cabo, la reputación de Fernández la precede desde hace años. Pero esta vez el motivo cobra un peso especial por lo titánico de lo conseguido. Porque ambas alpinistas, tras dos intentos infructuosos y acompañadas esta vez por el británico Robin Walker, han conseguido coronar, al fin, una de la pocas cumbres vírgenes que aún quedaban en la que es, por derecho propio, la mayor cordillera del planeta: el Himalaya. Una hazaña al alcance de muy pocos seres humanos, consumada a base de técnica, paciencia y perseverancia, y por la que la estribación en cuestión, de 5.694 metros y perdida en una zona remota del imponente macizo situada en territorio indio, ha sido bautizada oficiosamente ‘La Montaña de las Asturianas’.
Isabel Argüelles, gerente de la empresa Thin Air Trips y, a la sazón, compañera de Fernández en una de las dos ascensiones incompletas, ha sido la encargada de transmitir la buena nueva, dando la enhorabuena a sus protagonistas… Y, de paso, detallando la fórmula utilizada para hacer cima, especialmente llamativa porque no se han utilizado ni cuerdas fijas, ni porteadores de altura. Muy al contrario, la subida se hizo al estilo clásico, autosuficiente, explorando el terreno paso a paso, extremando las precauciones y aprovechando todos los conocimientos obtenidos por aquellas expediciones anteriores que no consiguieron llegar hasta el final. Un trabajo titánico si se tiene en cuenta que, a partir de un determinado punto, no existen caminos trazados, y fue preciso avanzar por morrenas glaciares, aprovechando que los ríos habían bajado de nivel.

«Esta montaña simboliza la constancia, el trabajo en equipo y nuestras raíces», ha compartido Fernández, un testimonio recogido en la nota de prensa facilitada por Argüelles. Por su parte, para Azucena Collar el logro cosechado ha sido, en la práctica, «cerrar un ciclo; la montaña nos esperó un año y, esta vez, nos abrió sus puertas después de mucho esfuerzo compartido». Sin duda, ambas sueñan ya con futuros desafíos… ¿Y quién sabe si, también, con otros lugares todavía inexplorados que aguardan a ser desvelados?