El club gijonés, referente en la inclusión de personas con discapacidad, admite no entender la negativa del Patronato Deportivo Municipal a contar con dependencias para almacenar su equipo especializado; «no aguantamos más», advierte

El Club Atletismo Aquila tiene entre manos cierto reto de notable dureza… Y no, esta vez no tiene nada que ver con las pistas en las que sus integrantes se suelen batir. El ente gijonés, fundado hace tres años y convertido en un referente de la inclusión al atletismo de personas con discapacidad -es, de hecho, el único de su clase en toda Asturias-, lleva más de un año recalando al Patronato Deportivo Municipal (PDM) la habilitación de un espacio seguro en el que poder guardar su material adaptado, a menudo complejo, delicado y costoso. Su petición, sin embargo, sólo se ha topado con respuestas negativas hasta la fecha… Y en el Aquila, lo admiten, ya han alcanzado el límite de la tolerancia y de la paciencia.
«Tenemos que andar todo el día con el material para adelante y para atrás, con una furgoneta; una parte está en mi casa, hemos tenido que usar armarios provisionales que han aparecido rotos… No aguantamos más«, sentenciaba hoy la presidenta del club, Joanna Gómez, expresando un malestar potenciado por el hecho de que, a día de hoy, cuentan con una docena de atletas federados, y con otros doce formándose en su Escuela Deportiva. En ese sentido, los entrenamientos se realizan en Las Mestas, cierto… Pero nada más. Ni una sala, ni un cobertizo… Cero. «Tenemos sillas de lanzamientos y competición valoradas en cientos de euros que necesitan un espacio protegido«, insiste Gómez, apesadumbrada ante una carencia que limita su misión de lograr «la adaptación necesaria para que todos puedan practicar atletismo«.
Así las cosas, la reclamación del Aquila al PDM es simple: sus integrantes quieren tener acceso a «una de las jaulas de almacenaje, para poder disponer del material en un lugar seguro«. Máxime a la vista de que, según Gómez, «hay sitio suficiente en la zona donde entrenamos; eso es lo que más rabia nos da. La solución es muy sencilla, y no entendemos por qué nadie nos ayuda«.