Primer paso histórico para el equipo, que compitió con orgullo en su estreno en la tercera categoría nacional

El 4 de octubre de 2025 quedará grabado en la memoria del Siroko Gijón Basketball. Esa fecha marcó el debut oficial del nuevo proyecto del baloncesto femenino gijonés, que disputó su primer partido de la historia en la Liga Femenina 2, la tercera categoría del baloncesto nacional. El conjunto dirigido por Carlos Fernández cayó por 65-48 en la pista del Romakuruma U.E. Mataró, un rival experimentado que la pasada temporada disputó los playoffs de ascenso. El marcador fue lo de menos en un estreno cargado de ilusión, aprendizaje y orgullo para un club que empieza a escribir su propia historia.
El estreno, disputado en el Pavelló d’Esports Josep Mora de Mataró, enfrentaba a un equipo que mantiene la base del curso anterior frente a otro completamente nuevo, formado por nueve jugadoras recién llegadas a Asturias y una décima, la joven Lucía Mera, como única asturiana y jugadora vinculada al Real Grupo de Cultura Covadonga. A pesar de esa evidente falta de rodaje, el Siroko compitió con dignidad y mostró carácter en varios tramos del encuentro.
El Mataró impuso su ritmo desde el inicio (18-11 al final del primer cuarto), pero el Siroko respondió con un buen segundo periodo (14-17) que dejó el marcador abierto al descanso (32-28). Tras el paso por vestuarios, las gijonesas mantuvieron el pulso durante los primeros minutos del tercer cuarto, pero el cansancio y la corta rotación terminaron pesando. El conjunto local aprovechó los errores y cerró el partido con un parcial final de 20-8 que reflejó su mayor experiencia y fondo físico.
En el apartado estadístico, el Siroko firmó un 29% de acierto en tiros de campo (16/55) y un 17% en triples (3/17), cifras que evidencian la falta de precisión ofensiva, pero que se compensan con el esfuerzo en el rebote (42 por 40 del Mataró). Sofía Ainsa fue la máxima anotadora del conjunto gijonés con 13 puntos, mientras que García Peces sumó 11.
El entrenador Carlos Fernández valoró el estreno con una mezcla de autocrítica y optimismo: «Fue un partido duro en el que sabíamos que veníamos a casa de un equipo que el año pasado jugó playoff y mantenía la base de la plantilla. No entramos todo lo bien que deberíamos, pero tuvimos una buena reacción en el segundo cuarto y al inicio del tercero. Competimos de tú a tú hasta que se nos acabó la gasolina. Este partido nos sirve para saber el nivel real de la liga y construir a partir de ahí”.
Pese a la derrota, el debut del Siroko GB simboliza mucho más que un resultado. Supone un nuevo impulso para el baloncesto femenino gijonés. El próximo fin de semana, el equipo se estrenará en casa, en el Palacio de Deportes de Gijón, con el apoyo de su afición y la convicción de que lo mejor está por venir.