De cumplirse el vaticinio, la empresa Arposa 60 finalizará los trabajos un mes antes de lo estimado; acabadas las obras, las áreas de Urbanismo y Promoción Económica deberán coordinarse en la obtención de los suministros para la puesta en servicio

Quienes han tenido que contratar una obra, por pequeña que sea, saben que en no pocas ocasiones -desde luego, muchas más de las deseables- los imprevistos surgen, los plazos iniciales no se cumplen, los tiempos se dilatan, y la paciencia y la resignación se vuelven recursos difíciles de reunir, pero imprescindibles. Sin embargo, otras veces los procesos van como la seda, los imponderables juegan a favor… Y todo sale según lo previsto. O mejor, incluso. Pues bien, ese último escenario es el que parece estar dándose en la transformación de antiguo edificio Vicasa (Vidrieras de Castilla, SA) en el futuro albergue de peregrinos de Gijón. Tal como el Ayuntamiento, satisfecho, anunciaba este lunes las obras están avanzando a buen ritmo, y estarán completadas en apenas dos semanas, un mes antes de lo inicialmente esperado. A partir de ese momento, y con la empresa Arposa 60, adjudicataria del contrato, ya fuera de la ecuación, será el momento de equipar el complejo para que comience a prestar servicio a la mayor brevedad.
La propia alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, no dudo en calificar la intervención de «magnífica», en el marco de una visita a las instalaciones realizada en compañía del concejal de Infraestructuras Urbanas y Rurales, el también forista Gilberto Villoria. El resultado será un espacio amplio, completamente equipado y con capacidad para 62 personas, de las que, al menos, dos tercios se emplearán para alojar a los peregrinos que recorren el Camino de Santiago; las restantes tendrán una utilidad flexible, si bien se priorizará dar cobijo a jóvenes. A día de hoy, sólo resta completar la cocina y rematar algunos detalles menores; una vez alcanzado ese último peldaño, las áreas de Villoria y de Promoción Económica, que encabeza la popular Ángela Pumariega, tendrán que sentarse a la misma mesa y coordinarse para contratar los suministros. Desde ese momento, el edificio pasará a estar bajo control del equipo de Pumariega. Todo ello, tras haber invertido alrededor de dos millones de euros; una cuarta parte de ellos, aportada por Europa.