Años después de extinguirse la costumbre de poner dinero para instalar adornos navideños, vecinos y comerciantes solicitan que se incluya el céntrico espacio, «precioso, rodeado de negocios y lleno de vida», en el plan de iluminación; el Ayuntamiento lo ha confirmado

Gijón ya sueña con la Navidad. Sí, de acuerdo, ‘sólo’ se está a finales de octubre y, pese a que la borrasca ‘Benjamín’ haya hecho un poco de las suyas, en general ni la luz, ni las temperaturas hacen pensar en el invierno. Pero hay ganas, desde luego, algo a lo que contribuye el que la empresa Germán Vizcaíno, en la que será la última prórroga de su contrato con el Ayuntamiento, haya comenzado a instalar en distintas calles y plazas de la ciudad algunos de los adornos que darán forma a la tan ansiada celebración. Pero, con ese despliegue ya en curso, resurgen también las quejas de ciertas áreas locales por la insuficiente iluminación navideña que reciben… Y, en esta ocasión, el primer conato ha prendido no en algún barrio periférico, sino en el mismo centro gijonés. Vecinos y propietarios de negocios del entorno del parque Zarracina han elevado sus voces para solicitar al Gobierno que incluya el mencionado espacio en el despliegue lumínico de este año, tras casi una década fuera del mismo. Totalmente, de hecho. Ni un pequeño detalle, ni unas pocas luces. Nada. Por suerte, ese guante podría haber sido recogido por el Consistorio; fuentes ciudadanas aseguran haber trasladado el asunto a Foro, y la Concejalía de Infraestructuras Urbanas y Rurales ha confirmado a miGijón que revertirá la situación este mismo año.
La liebre saltaba este mismo jueves, después de que varios lugareños comunicasen a este periódico su descontento por el trato que el Zarracina -nombrado así en 1998, en recuerdo de la fábrica de sidra achampanada Industrial Zarracina, que operó allí desde 1863- lleva recibiendo en los últimos años. Concretamente desde que, hará unos diez años, aproximadamente, expirase la costumbre de que los comerciantes y hosteleros aportasen dinero para decorar el entorno. «Es el parque olvidado de la Navidad; no nos ponen ni una triste luz«, lamentaba entonces Covadonga Pérez, cuyo domicilio se encuentra frente al espacio en cuestión, en una de las tres calles que, junto con el centro de salud homónimo, lo perimetran. Y eso que, a su juicio, el potencial del lugar es enorme… Con múltiples viviendas, varios bares y cafeterías, un geriátrico, un par de clínicas y un buen puñado de negocios más, aparte del citado ambulatorio, el Zarracina y su entorno tienen «mucha vida; hay niños siempre, porque es un espacio amplio, con zonas de juego, terrazas cerca… ¡Y que está en el centro de Gijón!«. Una petición, la de López, que secunda Herminia Vidal, también vecina de la zona, al pedir que «nos coloquen, aunque sea, una de esas figuritas luminosas, o algunas luces en los árboles. Es un poco tiste que estando donde estamos, con el movimiento que hay aquí y siendo un sitio precioso y en el que no se nota el viento cuando sopla, la Navidad no se sienta…«.

Como se ha adelantado anteriormente, esta dinámica no se ha dado siempre. Tradicionalmente, y como ocurriese en muchos otros barrios de Gijón y de otras ciudades asturianas, fueron los propios gerentes de negocios, a veces ayudados por lugareños de a pie, quienes sufragaban la contratación e instalación del alumbrado navideño. Esa recaudación, que se realizaba en diciembre, acabó por aparcarse cuando, recuerdan algunos de los vecinos más veteranos, «hubo quienes dejaron de cumplir con la cuota; el último año protestamos, y alguna cosa se colocó desde entonces, pero poco«. De aquellos polvos, estos lodos: ahora, reflexionan los responsables de un salón de estética que opera en uno de los flancos del Zarracina, «hay rotondas en La Calzada que están más iluminadas que nuestro parque«. Su punto de vista es compartido por cierto hostelero que prefiere permanecer en el anonimato; en su opinión, «puede ser complicado tender algunos adornos concretos, porque es un espacio muy grande, pero uno de esos paquetes de regalo en los que se puede entrar para sacarse una foto, o un pequeño árbol de Navidad, o cuatro luces en el arbolado… En fin, tampoco costaría tanto, me parece a mí». Incluso hay quienes provechan para extender la petición de más atenciones municipales a otras cuestiones; por ejemplo, el que, «desde hace algunos días, esté habiendo cortes de luz en el parque y la zona«.
En todo caso, y por lo que respecta a la iluminación navideña, incluso la Asociación Vecinal ‘Jovellanos’ del Distrito Centro, que preside Maite Martín, se ha sumado a esta cruzada. «Con la cantidad de niños y mayores que acuden allí, lo suyo sería decorarlo un poco«, analiza, añadiendo una variable extra a la cuestión: que, con esos detalles navideños, el Zarracina «también ganaría en alegría, porque es verdad que tiene poca luz y es un poco sombrío«. En cualquier caso, y yendo paso a paso, el que la Concejalía de Infraestructuras Urbanas y Rurales haya suscrito el compromiso de resolver la papeleta ha sido acogido de muy buen grado. «Creo que aquí todos somos conscientes de que Gijón es grande, con muchas calles que alumbra, con otros puntos más transitados… Por eso aquí, que sabemos que es un parque como de paso y muy encajonado, nos conformaremos con muy poquito«, menciona A. C., usuaria del centro de salud de la zona. Al fin y al cabo, «la Navidad es algo que se lleva dentro, ¿no? Pero ayuda tener un poco de ambiente fuera de casa«.
Hay varias calles olvidadas, la mía Eladio Carreño nunca tiene luces y veo que en muchas calles cercana hay varias tiras de luces y aquí ni siquiera ponen una.