Un equipo de la EMA, valiéndose de un camión ‘chupona’, realizó las labores de succión hasta que la incidencia quedó resuelta; pese a que la restricción se limitó al paso de vehículos, varios peatones optaron por cambiar sus rutas para esquivar el mal olor

«Ay, mi madre… Pero… ¿A qué huele aquí?». Así, con una mezcla de desconcierto, desparpajo y asco se expresaba cierta vecina de Gijón, con sus manos repletas de bolsas de la compra y decidida a llegar a su casa… Resumiendo con ello el pensamiento de decenas de transeúntes que, a esas horas, caminaban por las inmediaciones de la calle Cura Sama. La misma que, desde mediada la mañana de este lunes, tuvo que quedar temporalmente cortada al tráfico rodado mientras un equipo de la Empresa Municipal de Aguas (EMA) se esmeraba en acabar con cierto atasco registrado en la red de alcantarillado, a la altura del cruce con Marqués de Casa Valdés. Restricción obligada toda vez que, dada la magnitud de la incidencia, fue necesario ‘invadir’ la arteria en cuestión con uno de los camiones succionadores de la compañía, coloquialmente llamados ‘chuponas’, para liberar la obstrucción.
Aun llevando cuatro bolsas repartidas en sus manos, la mujer autora de la frase de inicio fue una de las varias personas que optaron por quedarse unos minutos observando la maniobra, con la boca y la nariz tapadas con lo mejor que cada cual tuviese a mano -en su caso, un bufanda- para proteger de la pestilencia que manaba de la alcantarilla. Y es que, efectivamente, con cada nuevo ‘golpe’ de la ‘chupona’ el penetrante hedor parecía manar a la superficie más y más, un detalle que llevó a no pocos transeúntes a optar por alterar sus rutas para no pasar frente o junto al lugar de trabajo de la cuadrilla de la EMA. En todo caso, fueron elecciones voluntarias… A diferencia de las de los conductores, forzados a buscar rutas alternativas para incorporarse a Marqués de Casa Valdés desde la populosa plazuela de San Miguel.