
«Si alguien menor de treinta años se está atreviendo a leer este artículo, esto del Metrotrén puede que solo le suene, en el mejor de los casos, muy de oídas»

Cuenta la leyenda que, si te pones delante de un espejo e invocas tres veces el nombre de ‘Bloody Mary’, aparece un fantasma en forma de mujer. Esta ‘leyenda’ tiene innumerables variantes y matices; que si tienes que tener tres velas encendidas, que si el nombre es ‘Verónica’, que si tienes que dar tres vueltas sobre ti mismo… En fin, innumerables hilos para arrancar historias que acaban todas en el mismo punto: en una situación terrorífica. Creo que, en el caso de Gijón, a esa ‘Verónica’ -o ‘Bloody Mary’- podríamos sustituirla por decir ‘Metrotrén’ tres veces seguidas, y seguro que, antes de acabar la tercera, ya se nos han aparecido todos los demonios… Pero los demonios interiores de la mala leche que se les pone a aquellos que tengan una mínima idea de que hubo un día en que Gijón iba a tener hasta metro, y acabó por no tener ni estación de tren (y mira que tuvimos hasta cuatro). Bueno, o siendo un poco más maligno, igual al invocar al Metrotrén nos aparece alguno de los padres de la criatura, y eso sí que serían presencias terroríficas en algunos casos -y que cada cual piense en quien considere- porque, si algo ha tenido todo esto, han sido figuras que reiteradamente se han querido poner la medalla con este asunto. Pero bueno, más allá de las apariciones fantasmagóricas de un proyecto absurdo, costosísimo y fuera de todo tipo de lógica, el hecho de que esta semana os quiera hablar de esto, del Metrotrén, es por la reciente noticia de un incremento en el gasto de ADIF para encargar estudios de futuribles sobre la situación de los acuíferos de la zona, y sobre el proyecto de ampliación del túnel hasta Cabueñes.
Pero, parémonos aquí, seguramente si alguien menor de treinta años se está atreviendo a leer este artículo, esto del Metrotrén puede que solo le suene, en el mejor de los casos, muy de oídas.
Hagamos un resumen muy resumido. Gijón lleva como cien años (me he ido atrás, ¿eh?, pero pronto vuelvo) debatiendo para tener una estación. En ese debate, y para rizar el rizo mientras se construían y destruían estaciones, en el año 2000 se dice que vamos a tener una estación central molona, y un túnel subterráneo que atraviese la ciudad para dar servicio hasta Cabueñes desde La Calzada. Se hace el túnel, se funden 140 millones, se tiran las estaciones, se construye una provisional -12 millones- se cierra el túnel, se abandona el túnel, se inunda el túnel, se descubre que está inundado, se tiene que bombear para sacar el agua y se dice que, ahora sí, se va a hacer algo. Eso pasó en 2015. Diez años después, diez campañas electorales después -Gobiernos del PP, PSOE, Podemos, IU y Foro-, nadie ha hecho nada. Esto de los Gobiernos podía ahorrármelo, pero me estallan los oídos cada vez que oigo a representantes asturianos, diputados y senadores, que gobiernan o han gobernado, que se presentan para que los votemos y, luego, pasan cuatro años en Madrid sosteniendo las posturas partidistas, y no las posturas asturianas. No imponen su voto para ejecutar las inversiones en Asturias, y luego acaban viniendo a Asturias a quejarse de que esto o aquello no se hace. Esto no se hace, pero el bon vivant de Madrid sí se hace…
En fin, que me enciendo. Pongamos un ejemplo, «un, dos, tres, responda otra vez»: vial de Jove, peaje del Huerna… No puede ser que el peso de Asturias en Madrid sea ninguno. Del peso de Gijón ya ni hablo. Me fui del resumen a endemoniarme… Pues eso, que es una obra absurda que lleva enterrados millones y millones, y que todos sabemos que ya no se va a hacer, pero nadie se atreve a decirlo. Es una inversión de mil millones de euros sólo para una ciudad. Es el doble de inversión que se requiere para modernizar toda la red ferroviaria asturiana (este es otro temazo). Y no es que no estaría bien que se hiciera; sería una pasada, un lujo para la ciudad. Pero por el 10% de esa inversión podríamos poner tranvías en la ciudad, y eso sí que mola y que cambiaría la ciudad con una inversión inteligente. Bueno, al menos eso parece en todas las ciudades en las que los tranvías te permiten moverte de punta a punta por precios asequibles, y sin inversiones de mover millones de toneladas de tierra.
Pongamos un tranvía en nuestra vida y en nuestro Gijón. Ya puestos a soñar, yo propongo soñar con tranvías y mandar el Metrotrén al espejo fantasmagórico en el que está, y del que nunca debió salir.
 
 
			 
			 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
							 
							 
							 
							 
							 
							 
							 
							 
							 
							 
							
Yo creo que ya que tenemos el túnel hecho hasta la guía, se podría poner en marcha el metro hasta allí y después continuar hasta Cabueñes en superficie, tipo tranvía o tren. Eso rebajaría mucho el coste y en esa zona hay espacio de sobra para hacerlo. Como el metro de París o Lausana, que tienen algunos tramos soterrados y otros en superficie
Me gustó mucho el artículo. Pero lo siento en la calzada, en estas fechas, nos ponemos delante del espejo y decimos tres veces vial de jove!!💀.
Ojalá pronto escribas sobre eso.